DON JUAN JACINTO TÁRREGA Y SALVADOR INSTA A CAPITULAR AL AYUNTAMIENTO DE ALMANSA (10.08.1706)

 

Por Miguel Juan Pereda Hernández

Escudo de armas de los Tárrega de Játiva (Museo de l'Almodí).

1.   Desembarco aliado

En agosto de 1705, en el transcurso de la Guerra de Sucesión Española, tras recalar en Altea, una flota anglo-holandesa desembarcó tropas en Denia, donde el archiduque de Austria fue proclamado rey de los valencianos con el nombre de Carlos III. Ello motivó la movilización del reino de Murcia que, por orden de Felipe V, fue puesto militarmente bajo las órdenes del obispo de Cartagena don Luis Belluga.

2.   Milicias concejiles concentradas en Almansa

El 16 de diciembre de 1705 capituló la ciudad de Valencia ante los austracistas y el 25 de diciembre lo hizo Játiva. La Navidad de aquel año, once compañías de milicias concejiles de Chinchilla, Albacete, El Villar, El Bonillo, La Gineta, Munera, La Roda, Tobarra, Carcelén, Montealegre y Alpera, permanecieron acantonadas en Almansa.

Fragmento del cuadro Batalla de Almansa.

El 16 de enero de 1706, dichas fuerzas fueron enviadas a Fuente la Higuera, al saber que don Juan Jacinto Tárrega, un noble jativés de ascendencia almanseña sumado a la causa de don Carlos, estaba reclutando voluntarios en Játiva y Onteniente con intención de sitiar y tomar Almansa.

3.   Labores de fortificación

Tras la caída de Fuente la Higuera, Almansa quedó en primera línea de fuego, por lo que se llevaron a cabo obras de fortificación. En marzo de 1706, el mariscal de campo don Daniel Mahoni ordenó demoler algunas cercas y casillas del perímetro urbano para construir fosos, puertas y portillos. También se hicieron obras en el castillo, donde se ordenó introducir víveres y municiones suficientes para mantener una guarnición de 50 hombres durante ocho días.

“…Por repetidas órdenes del Excmo. Sr. Obispo de Cartaxena, del Mariscal de Campo Don Daniel Maoni, y por necesario para la defensa de esta Villa y conserbarla en el deuido vasallage de S. M., se puso corriente el Castillo, limpiando sus Entradas y Estancias, Comunicando su auitación, haciendo las Obras que han sido necesarias, Orno de pan Cocer, y Sacando y poniendo el agua viva corriente en él, murándolo y haciendo las obras que han sido necesarias a discrepción y satisfacción de los comandantes que han estado y están en esta Villa, y el ingeniero que embió dicho Sr. Mariscal de Campo…”.

Ante el peligro de ataque austracista, se hicieron obras de fortificación en el castillo de Almansa.

4.   Amenazas de invasión

En abril de 1706 Almansa tenía destacadas tres compañías de milicias locales en los ejércitos reales, una cuarta en el castillo de Ayora, mientras otros vecinos colaboraban en la defensa de Fuente la Higuera que había sido recuperada por las fuerzas de Felipe V.

El 30 de junio de 1706, tras la nueva toma austracista de Fuente la Higuera, los espías informaron de la presencia de 200 jinetes en dicha villa, así como de 700 ingleses y un indeterminado “...número de paisanaje de los Rebeldes del Reino de Balencia...” acampados entre Vallada y Mogente.

5.   Escasos efectivos para la defensa

Ante tales noticias, el teniente de corregidor mandó tocar a rebato y aprestarse para la defensa, pero no se presentaron suficientes vecinos para hacer los servicios de ronda y vigilancia del cercado y puertas de la villa. Ello provocó la indignación del susodicho, que ordenó sucesivos toques de alarma a los que solo acudieron unos 150 vecinos, en su mayoría hidalgos y gente principal.

Los regidores del concejo (todos ellos propietarios) disculparon a los que no se habían presentado manifestando que eran pobres jornaleros en su mayoría y, dado que era época de recolección, no tenían más remedio que salir al campo para ganarse el sustento; advirtiendo además al teniente de corregidor que obligarles a regresar, o no dejarles salir, provocaría tumultos y altercados.

Asimismo hicieron constar que, de los 800 vecinos (cabezas de familia) que Almansa tenía en 1705, más de 300 (los que no tenían nada que perder: ni tierras, ni honores, ni dignidades), se habían marchado tierra adentro en busca de lugares más seguros.

6.   Los austracistas toman Ayora y avanzan hacia Alpera

A primeros de julio de 1706, dado que desde septiembre del año anterior habían pasado por Almansa más de 6.000 soldados de infantería y caballería a los que había sido preciso abastecer, se informó de que en la villa solo quedaba pan para cuatro días, por lo que era imposible atender las peticiones del comandante borbónico de Ayora, que solicitaba el envío urgente de 25 arrobas de trigo, ocho arrobas de balas, cuatro arrobas de pólvora y dos fanegas de sal.

El 23 de julio, se supo que Ayora había caído en poder de las tropas austracistas, integradas básicamente por voluntarios civiles, a los que el bando borbónico  denominaba, indistintamente, micaletes, paisanaje, o rebeldes valencianos.


Equipamiento de las tropas austracistas del reino de Valencia, según Levante de 30.06.2007. 

Dichas fuerzas prosiguieron su avance bordeando el término almanseño por el norte, de manera que una semana después se recibió carta de Montealegre en la que se decía que Alpera estaba siendo sitiada y necesitaba socorro inmediato. No obstante, no hubo necesidad de ello, pues los alperinos se hicieron fuertes en un recinto y lograron repeler el ataque:

“...aunque los micaletes del Reyno de Valenzia, por el tiempo de su asedio y turbazión, intentaron inbadir a dicha villa de Alpera, no lo pudieron conseguir por aberse fortificado sus vezinos en vn rezinto dentro del qual estaban las casas del señor de la villa y la de Juan Zevrián de la Mota, su escribano, por cuia razón no rezivieron daño alguno en lo interior de dicha villa...”.

7.   Carta de rendición dirigida al concejo de Almansa

El 10 de agosto de 1706, hallándose en Ayora al frente de un regimiento de dragones y otras tropas de infantería, el coronel don Juan Jacinto Tárrega y Salvador envió un tambor (emisario) con una carta en la que instaba al Ayuntamiento almanseño a “...presentar la debida obediencia a Carlos III...”.

En su misiva, el coronel austracista y gobernador de Játiva, hacía gala de su linaje almanseño (sus antepasados habían sido alcaides del castillo y gobernadores de la villa), se declaraba “…dichoso descendiente…” de Almansa y, preciándose de “…ser hijo suio…”, ofrecía garantías de no tomar represalias contra ella ni sus naturales, si se le aseguraba libertad de comercio y tránsito en sus términos a los vivanderos, mercaderes, tropas, carruajes y bagajes de su ejército. Asimismo proponía a los miembros de la Corporación almanseña un encuentro cordial en Alpera para establecer los términos de la capitulación, a expensas de lo que el Real Consejo de Castilla determinase cuando don Carlos ocupase el trono.

 

Carta de don Juan Jacinto Tárrega y Salvador al Ayuntamiento de Almansa (AMA).

“Muy Señores míos: Siendo tan perjudicial al bien público el no corresponderse las fronteras de este reyno, y de Castilla me ha parecido poner en la noticia de Vuesas Mercedes de cómo me hallo en la Villa de Ayora con mi Regimiento de Dragones Reales y demás tropas de infantería; y me alegraré que con paz y concordia preste esta Villa de Almansa la devida obediencia a Carlos Tercero, que Dios Guarde, ofreciendo de mi parte corresponder a la obligación que me asiste como a dichoso descendiente de essa Villa en servirla en todo quanto yo pueda, como también a todos sus naturales; y para que esperimenten de quánto me precio de ser hijo suio, establézcase lo siguiente que creo a todos nos está bien.

Primeramente que todos los naturales vibanderos de este reyno, mercaderes, nobles, etc. puedan contratar libremente en todo el término de essa Villa en vender, comprar, etc. sin que naide le aga oposición alguna.

2. Que ni de vna ni de otra parte se permita vaian ni bengan paisanos, ni micaletes armados para ejecutar estorsión alguna.

3. Que libremente puedan transitar por essa Villa a las partes que se ofreciere Galeras del Reyno y de qualquier país de nuestros dominios, como también tropas, Carruajes y demás bagajes que se ofrezcan dándoles la asistencia necesaria; todo qual concedido no dará la obediencia asta tanto que el Consejo Real de Castilla embíe Sus Órdenes Circulares, que es quanto yo puedo obrar al servicio de esta Villa.

Y si mañana gustan llegarse a la Villa de Alpera podremos comunicar y decidir de vna vez esta dependencia, quedando yo a la obediencia de Dichas Sus Mercedes, Cuia Vida guarde Dios muchos años.

Ayora y Agosto 10 de 1706.

Vuesas mercedes despacharán luego el tambor con la respuesta política de lo que fuese de su gusto, pues de qualquier suerte la admitiremos con grande gusto.

Besa la Mano de Vuesas Mercedes su más afecto servidor:

D. Juan Jacinto Tárrega y Salvador.

Señores del Aiuntamiento de la Villa de Almansa”. 

8.   ¿Quién era don Juan Jacinto Tárrega y Salvador?

Don Juan Jacinto Tárrega y Salvador era descendiente de Gaspar Tárrega, un caballero natural de Villafranca del Penedés (Cataluña) que llegó a Almansa al servicio de los reyes don Fernando y doña Isabel durante la guerra civil castellana de 1475-1479. Acabada la contienda, Gaspar Tárrega fue designado gobernador de Almansa y alcaide lugarteniente de su castillo, cargos que mantuvieron sus herederos durante parte del siglo XVI.

“Mossen Gaspar de Tárrega y su hermano Bernardo Miguel Joan de Tárrega, Alcayde de Villena, son Hidalgos y tienen provada su generosidad (valor y esfuerzo) con Sentencia del Juez Ordinario de esta Ciudad (Valencia) en el año de 1560.

Su solar conocido es en Villafranca de Penadés, en Chataluña, de donde vino Gaspar de Tárrega a servir al Rey Chatólico en la Jornada de Villena y Almansa, y de sus hijos y Nietos han tenido esta thenencia…”.


Linaje y armas de los Tárrega según Viciana. (Manuscrito de la Biblioteca de Catalunya).

Posteriormente, una rama de esta familia se estableció en Játiva, donde el 21 de septiembre de 1664 nació don Juan Jacinto, hijo de Isidro Tárrega, batle (alcalde) de la ciudad, miembro de la élite local y poseedor de numerosas propiedades, sobre todo en Castellón de la Ribera. 

 

Medias águilas bicéfalas y ramas de taray en el escudo de armas de los Tárrega de Játiva.

Su casa solariega estuvo en la calle Montcada número 32, cuya fachada ornaba el escudo familiar, hoy en el Museo de l’Almodí. Algunos de los cuarteles de dicho blasón nos muestran las armas de los Tárrega, que asimismo figuran en los escudos del palacio de los condes de Cirat o Casa Grande de Almansa, ya que el verdadero linaje de su dueño era Tárrega, aunque había adoptado el nombre de don Alonso de Pina para ser titular del vínculo y mayorazgo de los Pina.

En su Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reyno, Rafael Martí de Viciana describe las armas de los Tárrega: “...media Águila de sable con dos Cabezas, y en los tercios baxos tres ramos de Tarrach, árbol de sinoble con fruto de Gules y vna vanda de Plata que ata los troncos de los tres ramos; y por timbre, un Hielmo cerrado...”.

 

Medias águilas bicéfalas, tres ramas de taray y yelmo cerrado (armas de los Tárrega) en el escudo de la fachada de la Casa Grande de Almansa.

Armas de los Tárrega en el patio de la Casa Grande de Almansa.

Medias águilas bicéfalas y ramas de taray en los escudos de los Tárrega de Almansa y Játiva.

 

Don Juan Jacinto Tárrega se adhirió a la causa de don Carlos en noviembre de 1705, participando activamente en las capitulaciones de Valencia, Játiva, Ollería, Oliva, Gandía, Alcira, Ayora, etc. En 1706 fue nombrado alcaide del castillo de Játiva, gobernador “dellà Xúquer” (Játiva) y coronel del Regimiento de Caballería n.º 11 Tárrega. Según algunos autores alcanzó el rango de general del ejército austracista y recibió el título de marqués de la Mota.

9.   Amenaza de saqueo libre de Almansa

La negativa al ofrecimiento de don Juan Tárrega y la noticia de que éste estaba reuniendo tropas para sitiar y entrar en Almansa, a las que reclutaba bajo el incentivo de permitirles el saqueo libre de la villa, provocaron entre los almanseños una actitud generalizada de rechazo hacia sus autoridades locales:

“…se dijo que en atención a que don Juan Tárraga, inflamado de la repulsa que se le hizo a lo que pretendía por su carta escrita desde Ayora, se tiene entendido está haciendo los mayores esfuerzos para juntar tropas con que asediar esta villa, para cuya operación también se sabe tiene montada Artillería, y que se bale para fomentar a los balenzianos rebeldes a que vengan a la faczión de ofrecerles el saqueo libre...”.


Rechazada su carta de capitulación, en agosto de 1706 don Juan Jacinto Tárrega se hallaba reclutando tropas para entrar a saco en Almansa, a las que ofrecía como incentivo el saqueo libre de la villa. Paradójicamente, diez meses después, tras la batalla de Almansa, las fuerzas borbónicas arrasarían Játiva, su patria chica. Ilustración: Játiva en 1707. Mapa elaborado a partir del grabado original de José Samit. (Levante, 30.06.2007).

10. ¡Muera el mal gobierno! Peligro de conflicto armado entre el pueblo llano y la nobleza locales

Aquellos momentos de zozobra coincidieron con una ofensiva de los austracistas de Cartagena, Orihuela y Alicante hacia Murcia, a la que el bando borbónico respondió con la orden de que tropas del corregimiento de Villena hostigasen Elda, Monforte y Elche en una maniobra de distracción.

Leída en Almansa la orden del obispo don Luis Belluga de que enviase un contingente de vecinos para dicha acción, pese a los requerimientos del corregidor, los capitulares y comisarios de guerra almanseños se negaron a ello y acordaron no sacar más gente de la villa, advirtiendo al susodicho que, en caso contrario, serían de su cuenta y riesgo los daños y perjuicios que pudiera sufrir el común de vecinos. Asimismo acordaron enviar un escrito al obispo explicándole las razones que les habían llevado a tomar tal decisión.

El motivo principal de las élites locales para oponerse a aquella orden era la delicada situación que se vivía en Almansa tras la negativa a la rendición propuesta por don Juan Jacinto Tárrega. El sector popular lanzaba gritos de ¡muera el mal gobierno! y, si se obligaba a salir a más gente, la villa quedaría desguarnecida y se producirían graves tumultos. Ello daría lugar a una guerra intestina que enfrentaría a buena parte del pueblo llano contra la nobleza y su red clientelar, lo que iría en perjuicio de la buena opinión que dichas élites merecían por mantenerse fieles a Felipe V.

“…el corto número de vezinos capaces de tomar armas de la parte popular se alla tan desahogado y falto de respeto de las hórdenes superiores, que para no cumplir las que se le dan, se congregan en forma de tumulto bozeando que muera el mal gouierno, y dando a entender que la Justizia, Capitulares y demás gente principal del Pueblo lo tienen bendido…”.

“…el día onze del presente mes, que fue el que envió el tambor Don Juan Jacinto Tárraga, de cuyo hecho infería sería verdad el dar por fixo estaua entregada la Plaza, y auiendo sabido la respuesta dada por esta Villa a la dicha Carta, bozean con el mismo desafuero hauer sido llamar a los enemigos el responder con tanta entereza…”.

“…conque, aunque fuese dable el poder sacar alguna gente, que no lo es sin abandonar esta villa, se incidía de intentarlo en el previsto ynconbeniente de que tumultuados los que se alistasen para salir con el demás resto de la gente hordinaria […] vbiese vna guerra intestina en el Pueblo, en perjuicio de la buena opinión que con su obrar se a sauido merecer esta Villa y la nobleza de ella de ser fiel al Rey nuestro Señor…”.

“…y que es del seruicio de Su Magestad y de la aprouación del Excelentísimo Señor Obispo el suspender el intento de sacar gente, y así lo acordó, pidiendo al Señor Corregidor sobresea de su auto porque, ablando con la modestia deuida, se le protesta serán de su quenta y riesgo los perjuicios que al común de esta villa se ocasionen, y que se haga representación a su Excelencia de los motivos que se expresan para este aquerdo…”.

11. Conclusiones

La decisión de las autoridades locales fue la más acertada, pues Almansa no fue atacada por las tropas de don Juan Jacinto Tárraga ni el común de vecinos se amotinó.

Murcia no cayó en manos austracistas, al ser repelido su ataque en la batalla del Huerto de las Bombas (4 de septiembre de 1706). 

Entre octubre y noviembre de 1706, las tropas de Berwick y Belluga consiguieron recuperar Elche, Orihuela y Cartagena, por lo que el frente quedó estabilizado hasta la primavera de 1707, en que, como sabemos, tuvo lugar la decisiva Batalla de Almansa.

Cuadro de la Batalla de Almansa.

Por lo que respecta a don Juan Jacinto Tárrega y Salvador, tras la derrota aliada en Almansa el 25 de abril de1707 se marchó a Barcelona para continuar al servicio de su rey Carlos III. Cuando en 1713 las tropas imperiales abandonaron Cataluña, se refugió en Tarragona, a cuya caída logró un salvoconducto para trasladarse a Valencia, donde en mayo de 1714 fue detenido por las autoridades borbónicas, y encarcelado en las Torres de Serranos. En noviembre de 1718 fue trasladado a la prisión de la Ciudadela de Pamplona y en febrero de 1719 a la del Alcázar de Segovia. Finalmente fue puesto en libertad el 1 de octubre de 1725 en virtud del artículo 9º del Tratado de Viena.

 

Desde 1714 hasta 1725 don Juan Jacinto Tárrega sufrió prisión en Valencia, Pamplona y Segovia.

Retornado a Valencia, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos VI (el Carlos III al que había jurado fidelidad) le confirmó el título de marqués de la Mota. Un hijo suyo, José Manuel Tárrega, que se había marchado a Viena con el archiduque, moriría en 1756 en la batalla de Loworitz.

12. Fuentes y bibliografía:

Archivo Municipal de Almansa.

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2009). De Villa a Ciudad: La evolución histórica de Almansa a lo largo del siglo XVIII. Al-Basit, 53, 237-286.
 
PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2013). Almansa desde los Reyes Católicos hasta la Transición. Almansa. Excmo. Ayuntamiento & A. C. Torre Grande.
 
PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2019) Almansa en el siglo XVIII. II Seminario A.P.T.C. Almansa.