LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL DE ALMANSA

  Por Miguel-Juan Pereda Hernández

 


La apertura de la Biblioteca Pública Municipal en la calle San Francisco supuso para muchos de los que nacimos a mediados del siglo XX el descubrimiento del maravilloso mundo de los libros. Seguro que la simple vista del plano y las fotografías adjuntas despertará en más de uno un alud de gratos recuerdos de infancia, adolescencia y juventud... ¡reminiscencias de horas y horas de apasionada lectura en un tiempo que corría más despacio!

   En marzo de 1936 funcionaba en Almansa la Sociedad Biblioteca Popular, con sede en la calle Aniceto Coloma número 17, que  contaba con 351 socios y disponía de un remanente de caja de 486 pesetas. 

   En septiembre de 1939, abrió sus puertas una Biblioteca en la calle Virgen de Belén número 19, con tan solo una vitrina y unos pocos libros. En febrero de 1946, la institución pasó a depender del Ministerio de Educación Nacional, estaba atendida por un encargado, ayudado por un auxiliar y un cobrador que recaudaba las cuotas aportadas por 161 socios. En 1949 ya contaba con 11 vitrinas y 5.143 volúmenes, además de la Enciclopedia Espasa-Calpe y las obras completas de Marcelino Menéndez Pelayo.

Acuerdo del Ayuntamiento de Almansa de 31 de marzo de 1960.

    Tras diversas gestiones previas, el 31 de marzo de 1960 el Ayuntamiento acordó la creación de una Biblioteca Pública Municipal, aprobada por Orden Ministerial de 25 de octubre de 1960. Ofrecidos diversos locales para su instalación, se optó por uno situado en la calle de San Francisco número 14, frente al Teatro Regio, que en opinión de las autoridades reunía las condiciones necesarias por razones de superficie, capacidad, posibilidades de reforma, iluminación y localización en una calle céntrica, tranquila durante las horas de la mañana y con afluencia de público en las de la tarde. Las obras de reforma fueron llevadas a cabo por el Servicio de Obras del Ayuntamiento y terminaron en noviembre de 1960.

   

Plano de La Biblioteca Pública Municipal de Almansa.

   La Biblioteca contaba con vestíbulo, rincón en forma de sala para la lectura de revistas, sala infantil, sala general de lectura, patio, servicios y archivo; todo ello perfectamente relacionado entre sí y fácil de vigilar por el personal a su cargo.

 

Aspecto exterior.

   La fachada estaba revestida de mármol color pajizo y disponía de un amplio ventanal o vitrina donde podían figurar expuestos libros relacionados con temas concretos de actualidad.

   El rincón destinado a lectura de prensa y revistas estaba decorado con una fotografía mural del castillo y tenía un ventanal abierto a un patio de luces con el fin de conseguir una perfecta iluminación, así como dos amplios divanes.

Rincón de lectura de prensa y revistas.


   La sala de lectura se distribuía en una zona de control, con la mesa del encargado, y otra subdividida a su vez en tres espacios por cuerpos de estanterías; en cada uno de estos espacios había una mesa con tablero revestido de formica con capacidad para ocho lectores las de los dos primeros y para 10 la del último, donde solía reunirse la Junta de la Biblioteca. 

Sala general de lectura.
 

   La sala o sección infantil daba a la calle, estaba aislada de las demás dependencias y contaba con estanterías, cuatro mesas, 16 sillas y un diván corrido a lo largo de una de sus paredes. 

Sala infantil.

    Los gastos en obras y decoración se elevaron a 216.878 pesetas, sufragadas íntegramente por el Municipio. El Centro Coordinador de Bibliotecas cooperó con 15.319 pesetas para dos estufas y la encuadernación de 300 volúmenes (deteriorados) del primitivo fondo de libros procedentes de la antigua Biblioteca, que en número de 3.467 pasaron a formar la base de los fondos bibliográficos del centro, a los que se añadieron 1.501 volúmenes remitidos por el Servicio Nacional de Lectura como lote fundacional, otros 708 en concepto de lote de mejora y 186 enviados por el Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas. Todo ello suponía un total de 5.862 libros. 

    La sección de revistas, semanarios y prensa ofrecía 17 títulos y tres diarios nacionales de máxima circulación, con suscripciones a cargo del Ayuntamiento.

Concierto del Ayuntamiento con el Servicio Nacional de Lectura.

    El 26 de enero de 1961, en un acto presidido por el director general de Archivos y Bibliotecas, al que acompañaban el gobernador civil de la provincia, el presidente de la Diputación, el alcalde y otras autoridades tuvo lugar la bendición e inauguración de las nuevas instalaciones. Con fecha 31 de enero, la Diputación de Albacete acordó felicitar al alcalde, Pascual Rodríguez García, “…por la magnífica instalación de la Biblioteca Pública Municipal…”.

    

Primera página del Reglamento y copia de la carta de felicitación de la Diputación al alcalde.

   Dos meses después, el número de tarjetas de lector con derecho a préstamo de libros alcanzó la cifra de 530, mientras que las de simple lector llegó a 416; por las primeras se abonaba cinco pesetas por su expedición y otras cinco mensuales por derecho al préstamo de libros; mientras en el caso de las segundas, de validez anual, sólo se pagaba cinco pesetas en concepto de expedición.

   En 1984, la Biblioteca Pública Municipal de Almansa sería trasladada a los locales de la Casa de Cultura, en calle Aragón 19-21.

   Fuente: PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. 2013: Almansa desde los Reyes Católicos hasta la Transición. Almansa. Excmo. Ayuntamiento & Torre Grande.

LA SOCIEDAD VELOCIPÉDICA DE ALMANSA, FUNDADA EN 1896

 

Por Miguel-Juan Pereda Hernández

 

 

Almanaque de Barcelona Cómica para 1897

Sabido es que el ciclismo cuenta en Almansa con un importante número de aficionados, tanto en lo referente a su práctica como al seguimiento de sus gestas; no obstante, pocos sabrán que el próximo año 2021 se cumplirá el 125 Aniversario de la Sociedad Velocipédica de Almansa, fundada en 1896, y que constituye el primer club ciclista creado en nuestra ciudad.

A finales del siglo XIX la práctica de la bicicleta o velocípedo comenzaba a hacer furor en España; de manera que los velódromos y pistas de aprendizaje proliferaban a lo largo y ancho del país, contándose con sociedades ciclistas en Madrid (diez), Barcelona (cuatro), Zaragoza, Almansa, Hellín, Andújar, Soria, Loja, La Coruña, Alicante, Valencia, Córdoba, Málaga, Lérida, Toledo, Huesca, Ávila, Bilbao, San Sebastián, Burgos, Orense, Gerona, Peñalba, Reus, Valladolid, Murcia, Castellón de la Plana, Lugo, Vitoria, Santiago de Compostela, Écija, Sevilla, Figueras, Archidona, Puente Genil, Huelva, Vigo, Denia, Sanlúcar de Barrameda, Teruel, Ferrol, Aranjuez, Palma, Salamanca, Las Pedroñeras, Granada y Ronda. 

También funcionaba la Unión Velocipédica Española, aunque ocupaba un modesto lugar a nivel mundial, tanto en cuanto a número de ciclistas (20.000) como de federados (3.200) (Almanaque de Barcelona Cómica 1897).

 

Excursión a Ayora y comida en Almansa

La primera actividad de la Sociedad Velocipédica de Almansa de la que tenemos noticia fue una excursión a Ayora, que tuvo lugar en agosto de 1896 y supuso la primera salida para algunos de sus componentes. 

El trayecto de regreso lo hicieron juntos ciclistas de ambas localidades, y a dos kilómetros de la ciudad fueron recibidos por otros aficionados que no habían podido participar en la experiencia; a continuación, todos juntos y en número de 25, se dirigieron a la cervecería de uno de ellos, José Juan Díaz, para tomar un refrigerio. 

Luego fueron a comer a la Fonda del Chato  (probablemente Pedro Sarrión, titular de la Fonda de Oriente y asimismo ciclista), donde “...el menú fue excelente y no menos excelentes las palabras que en él se pronunciaron...”

  

Demostración en el velódromo de la Sociedad y despedida

Tras tomar café en el establecimiento de Juan José Díaz, los ciclistas fueron hasta el velódromo de 300 metros que con gran esfuerzo había construido a su cargo la Sociedad Velocipédica Almanseña, donde realizaron diversas demostraciones, animados por numeroso público de ambos sexos.

 "...más tarde estuvimos en el velódromo de 300 metros, que con tanto aplauso de la afición y haciendo un verdadero esfuerzo ha construido a su cargo la naciente y ya floreciente Sociedad Velocipédica Almanseña.

Allí formamos un tren todos los ciclistas, animados por la hermosa presencia de muchas señoritas y por buen número de señores, que fueron para nosotros muy atentos...".

A las siete de la tarde, los ciclistas ayorenses iniciaron el regreso a su población, siendo afectuosamente despedidos por sus homólogos almanseños, entre los que se encontraban: “...Díaz, Cuenca, Mejía, Navalón, Rodríguez, Alcaraz, Vizcaíno, Medinilla y otros muchos, que dan perfecta idea del progreso del ciclismo en la ciudad de Almansa”. La crónica de la excursión fue publicada el 2 de septiembre de 1896 en la revista semanal madrileña El Deporte Velocipédico, en un artículo titulado Cháchara ciclista firmado por Antonio Cullaré.

El Deporte Velocipédico, 02.09.1896.

 En su número de 23 de septiembre de 1896, la citada revista informaba de las pruebas ciclistas celebradas en Almansa el 20 de septiembre, en las que se dieron los siguientes resultados: en la prueba preparatoria, el primero fue Medina; en categoría local, tomaron parte cinco corredores, Andrés Vizcaíno ocupó la primera plaza, Miguel Alcaraz la segunda y la tercera fue para González y Martínez con el mismo tiempo; en el hándicap, el primero fue Pérez Martínez y el segundo Eugenio González; en la prueba de consolación, Alcaraz alcanzó la primera plaza y la segunda fue para González. En el match o desafío entre Mariano Rodríguez y Pedro Sarrión, venció el primero; y en el que llevaron a cabo Francisco Rey y José Juan Díaz, ambos llegaron a la par a la meta. 

 

El Deporte Velocipédico, 23.09.1896.

El ciclista local Pérez Martínez (vencedor en el hándicap del 20 de septiembre) fue nombrado corresponsal en Almansa de El Deporte Velocipédico. En su número de 23 de diciembre de 1896, dicha revista incluía un artículo en el que su corresponsal en Ayora daba cuenta de la pasión que la bicicleta despertaba en Almansa, donde la cervecería de Juan José Díaz constituía el punto de reunión de los aficionados locales:

“En Almansa la fiebre velocipédica sigue en crescendo. Se compran bicicletas como se compran patatas. Los simpáticos almanseños han convertido la bicicleta en artículo de primera necesidad y la emplean hasta para ir a la farmacia en busca de belladona. La cervecería de José Juan tiene un zaguán muy apropósito para dejar las máquinas, y allí acuden en mayoría los aficionados a tomar café, sin tostada”.

  

El Deporte Velocipédico, 23.12.1896.

   En el mismo número, el corresponsal en Almansa daba cuenta de su recorrido en bicicleta por Albacete, Casas Ibáñez, Requena, Utiel, Casas Ibáñez, Alicante y Almansa.

   Según el Almanaque de Barcelona Cómico para 1897, aquel año 1896 el campeón de España era Julián Lozano; el ciclista de mayor edad, Baltasar Martínez, de Albacete, con 72 años; y el más joven, Emilio Leal y Raz, de Madrid, con cuatro años de edad; entre las ciclistas de la época destacaban Balbina Valverde, Eulalia Molina, Felisa Lázaro, Rosario Pino, Rafaela Lasheras y Trinidad Pérez.

Almanaque de Barcelona Cómica para 1897

 
Almanaque de Barcelona Cómica para 1897


Fuentes:

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.