LA FERIA DE ALMANSA (O DE CÓMO FELIPE V NEGÓ A ALMANSA UNAS FECHAS QUE TRES AÑOS DESPUÉS CONCEDIÓ A ALBACETE)

 

Por Miguel Juan Pereda Hernández

 

A modo de introducción, queremos resaltar un hecho que muy pocos conocen; y es que en la petición que en 1707 los almanseños hicieron a Felipe V respecto a la concesión de una feria franca de 15 días, le suplicaron que estuviese dividida en dos periodos: uno de ocho días desde el 25 de abril hasta el 2 de mayo, y otro de siete a partir de la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora (del 8 al 14 de septiembre); súplica que el monarca no atendió al conceder una feria de 15 días seguidos, desde el 25 de abril hasta el 9 de mayo. No obstante, cuando en 1710 el rey concedió una feria de cuatro días a Albacete, sí permitió que comenzase la víspera del 8 de septiembre.

1.  Orígenes

Aunque la feria de Almansa ya se celebraba a principios del siglo XIV, fue oficialmente instituida y reglamentada el 1 de abril de 1380 por el marqués de Villena don Alfonso de Aragón, y poco después confirmada por el rey Juan II.


2.  Feria en Belén

En el siglo XVII ya era  costumbre celebrarla en el entorno de la ermita de Nuestra Señora de Belén, un lugar próximo al camino real y a la cañada real de Andalucía a Valencia, que contaba con agua corriente abundante (acequia de Alpera) y sombras frondosas; factores fundamentales para una feria eminentemente ganadera como era la almanseña. Su duración era de dos días: 5 y 6 de mayo.

En el siglo XVII la feria de Almansa ya se celebraba junto a la ermita de Nª. Sª. de Belén durante los días 5 y 6 de mayo. (Foto: AMA).

3.  Concesión de Felipe V

En el siglo XVIII, la feria de Almansa experimentó grandes cambios que afectaron tanto a su lugar de ubicación como a sus fechas de celebración. Tras la batalla del 25 de abril, en recompensa por sus sufrimientos, los almanseños pidieron al rey Felipe V quince días de feria distribuidos en dos períodos: uno de ocho días a contar desde el 25 de abril hasta el 2 de mayo, y otro de siete a partir de la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora (del 8 al 14 de septiembre); por considerar que, a nivel local, la mejor época para ferias era el mes de septiembre.

Pero Felipe V no atendió el deseo de los almanseños, y por real provisión de 10 de septiembre de 1707 les concedió una feria franca (libre de impuestos) durante quince días seguidos, los comprendidos entre el 25 de abril (festividad de San Marcos y aniversario de la batalla) y el 9 de mayo. De esta manera, por azar del destino, los dos días feriados del 5 y 6 de mayo que los almanseños ya celebraban en Belén quedaron incluidos en la quincena de la nueva feria concedida por el monarca. 



    Curiosamente, cuando el 6 de marzo de 1710 Felipe V concedió a Albacete una feria de cuatro días, sí accedió a que se celebrase del 7 al 11 de septiembre; es decir, en las mismas fechas que tres años antes había negado a los almanseños.

4.  Tres días feriados en dos emplazamientos distintos

A mediados del siglo XVIII, a pesar de tener licencia para 15 días, la feria de Almansa solo duraba tres jornadas y se celebraba en dos lugares diferentes:

  • La plaza de la Iglesia, el día 25 de abril con motivo de la festividad de San Marcos y el aniversario de la batalla. En 1756 el Ayuntamiento estudió la posibilidad de construir en dicha plaza una lonja con soportales que sirviese para instalar los puestos y casetas de los feriantes. 
  • La ermita de Belén, los días 5 y 6 de mayo aprovechando la festividad de la Patrona de la villa y la concurrencia de multitudes procedentes de las poblaciones próximas.

5.  Cambio de fechas buscando el mes de septiembre

El motivo por el que en 1707 los almanseños habían pedido al rey que siete de sus 15 días de feria se celebrasen a partir del 8 de septiembre era porque los meses de abril y mayo no eran adecuados para la celebración de tal tipo de eventos, por ser tiempo previo a la recolección y no disponer los vecinos de dinero suficiente para poder realizar compras.

Por ello, en julio de 1760 el concejo mandó una comisión a la corte para solicitar un cambio de fechas, no sólo para la feria sino también para la festividad de Nuestra Señora de Belén. En respuesta, por real provisión de Carlos III fechada en Aranjuez el 21 de abril de 1761, la feria de Almansa fue trasladada a la quincena comprendida entre el 20 de agosto (festividad de San Bernardo) y el tres de septiembre. Como no podía ser de otra manera, ya que no era de su competencia, el consejo real no se pronunció respecto a la fiesta religiosa.

6.  Recinto ferial en Belén

A partir de 1762 la feria pasó a celebrase los días 1, 2 y 3 de septiembre en los alrededores de la ermita de Belén. De hecho, fue esta circunstancia la que determinó la configuración de los nuevos edificios construidos junto a la antigua ermita con intención de transformarla en santuario.

Su disposición en forma de plaza, sus arcos y soportales fueron construidos intencionadamente a modo de lonja o recinto ferial para cobijar el trato. Así lo acordó el Ayuntamiento el 25 de marzo de 1763: “...de las primeras maderas hasta el suelo, sirviendo los arcos que están hechos, haya de servir para los mercaderes, tenderos y demás que acuden a la feria...”.

A partir de 1762 la feria siguió celebrándose en Belén, pero los días 1, 2 y 3 de septiembre. La plaza y los edificios con soportales fueron construidos a modo de recinto ferial para acoger a los feriantes.

7.  Fin de la feria de Belén

Ante una serie de factores de diversa índole, Belén dejó de ser el lugar más apropiado para ubicar la feria; de manera que, el 30 de agosto de 1784, el Ayuntamiento decidió que aquél sería el último año en celebrarse en dicho lugar. Las razones esgrimidas para ello fueron las siguientes:

  • Inseguridad por celebrase en despoblado.
  • Incomodidad para mercaderes y asistentes.
  • Abandono de los quehaceres diarios en la ciudad.
  • Desamparo ante los agentes atmosféricos adversos.
  • Inmoralidad observada en el hecho de que concurriesen y pernoctasen durante varias jornadas personas de ambos sexos.
  • Merma de asistencia producida tras la concesión de ferias a las villas de Ayora y Carcelén.

8.  Feria en la plazuela de San José

La feria de 1785 ya se celebró en la ciudad, y el lugar elegido para ello fue la plazuela de San José (plaza de la Constitución) y calles adyacentes. Su duración, salvo excepciones, solía ser asimismo de tres días: 1, 2 y 3 de septiembre. Hasta 1860 el Ayuntamiento corrió con los gastos de instalación de paradas, tareas de vigilancia y limpieza del recinto, a cambio de cobrar un canon a los feriantes en función del tamaño y emplazamiento de sus puestos. A partir de 1861, todo lo relacionado con la feria fue sacado a pública subasta.

Expedientes para el montaje y explotación de la feria de 1881. (AMA).
Bocetos de los arcos de entrada al recinto y pabellón para Café- Restaurante en la feria de 1881. (AMA).

9.  Traslado a la plaza de San Francisco (Jardín de la Glorieta)

En 1881 se acordó ampliar la duración de la feria de tres a siete días (del 28 de agosto al 3 de septiembre) y se le buscó un nuevo emplazamiento: la plaza de San Francisco, espacio luego conocido como Jardín de la Glorieta (hoy Parque de los Reyes Católicos). Aquella feria fue un completo éxito y acabó marcando un hito para años sucesivos.

Cartel de la Gran Novillada a beneficio del Hospital organizada durante la feria de 1899. Cuentas de las verbenas de la feria de 1948. (Fotos: El Arca de Tres Llaves y AMA).

En 1925 el Ayuntamiento aprobó la compra por justiprecio de algunos terrenos aledaños al Jardín de la Glorieta, lo que supuso casi doblar el espacio destinado a la colocación de puestos, paradas, atracciones y espectáculos. Décadas después, el Jardín fue ampliado con el Ensanche y el Parque Luis de Teresa.

Paradas y atracciones de la feria de Almansa en la segunda mitad del siglo XX. (Fotos: AMA y el Arca de Tres Llaves).

La feria de 1975 fue la última en adecuarse a la distribución de aquel espacio, pues el Ayuntamiento acordó transformar lo que hasta entonces había sido un entorno ajardinado de estilo francés, en un parque moderno totalmente distinto, cuya disposición modificó la instalación de la feria que, en la década de los ochenta, evolucionó hacia actividades más participativas.

10.    Nuevo recinto ferial

Ante el deterioro de las especies vegetales y el mobiliario del Parque se buscó un nuevo espacio. Finalmente se optó por unos terrenos de propiedad municipal y, tras las obras realizadas por la Escuela Taller, el 28 de agosto de 2006 fue inaugurada la feria en su nuevo recinto, coincidiendo por azares del destino con el 125 aniversario de su anterior traslado a la plaza de San Francisco.

A la izquierda, emplazamiento de la feria desde 1881 hasta 2005. En el centro, Parque Infantil de Tráfico, C. P. Claudio Sánchez Albornoz y aparcamiento público. A la derecha, actual recinto ferial inaugurado en 2006. (Foto: Google Maps).

Fuentes:

Archivo Municipal de Almansa (AMA).

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (1995). ¡Agua Virgen de Belén! Devoción y tradición en torno a la patrona de Almansa. Almansa. Asociación de Nª. Sª. de Belén.

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2013). Almansa desde los Reyes Católicos hasta la Transición. Almansa. Excmo. Ayuntamiento & A. C. Torre Grande.

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2021). Almansa 1881: Traslado de la Feria a la Plaza de San Francisco. https://lahistoriadealmansa.blogspot.com/search?q=feria

El Arca de Tres Llaves (Archivo de Almansa).  https://www.facebook.com/groups/155750707882793/




EN 1530 LOS ALMANSEÑOS JURARON CELEBRAR LA FIESTA DE SAN ROQUE PARA SIEMPRE JAMÁS

 

Por Miguel Juan Pereda Hernández

 

En 1530 Almansa juró celebrar las fiestas de la Visitación y de San Roque

El jueves 26 de mayo de 1530, día de la Ascensión, aterrorizados por una epidemia de peste que había provocado algunas muertes en la villa, los almanseños se reunieron en la iglesia de Santa María (antiguo templo situado en la falda del castillo), donde fueron instados desde el púlpito por el licenciado Martín Alonso Adornallo a que tomasen como abogados contra la peste a la Gloriosa Virgen Santa María y a San Roque.

    El sacerdote preguntó a los presentes si era su voluntad jurar la fiesta de la Gloriosa Madre de Dios cuando visitó a su prima Santa Isabel (2 de julio), así como la de San Roque (16 de agosto) y todos, llorando y a una sola voz, dijeron que sí.

    A continuación, Martín Alonso Adornallo tomó en sus manos la cruz mayor, los vecinos y moradores de la villa presentes se hincaron de rodillas y, tanto en su nombre, como en el de los ausentes y venideros (futuros vecinos), juraron que festejarían con toda devoción para siempre jamás dichas fiestas, y que nunca quebrantarían ni revocarían su juramento.

Firma del clérigo y bachiller Martín Alonso Adornallo

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Ihsxpo.

“En la noble villa de Almansa, día de la Asçensión de Nuestro Salvador Ihsxpo. de mill e quinyentos e treynta años, jueves que se contaron veynte e seys días del mes de mayo del dicho año; este día, estando en la yglesia de Nuestra Señora Santa Marýa desta dicha villa los muy nobles señores Lázaro Ochoa e Juan Galiano, alcaldes hordinarios; e Berenguel de Casanova, e Pedro Vañón, e Cosme Ángel, e Juan Pina, rregidores; e Bernad Núñez, alguazil; e Juan del Enzina, e Antón Herrero, jurados; e los venerables señores el beneficiado Alonso Sánchez de Brihuega, e Mosén Martín Navarro, y el bachiller Martín Alonso Adornallo, clérigos; e toda la mayor parte del pueblo.

El dicho bachiller Martín Alonso se puyó al púlpito e dixo que ya hera notoryo a todos los fieles cristianos, presentes e avsentes, en como en esta villa avían muerto del mal de pestilencia Bartolomé Valero, e la muger de Alonso Galiano, vezinos desta villa; e porque Dios Nuestro Señor, por los méritos de Su Santísima Pasión, quisiese librar este pueblo y el de todo cristiano, tomasen por abogada a la Gloriosa Virgen Santa María, abogada de todos los pecadores, para quella, con todos los santos de la corte del cielo, fuesen rrogadores a Nuestro Señor Ihsxpo. quisiese alçar su yra de todo pueblo cristiano; e ansimismo, al bienaventurado Señor San Rroque, abogado contra la peste.

Y estando ansí platicando el dicho señor Martín Alonso en el dicho púlpito de la dicha yglesia, dixo que si hera la voluntad de todos de jurar las fiestas de la Gloryosa Madre de Dios, quando Nuestra Señora visitó a Santa Elisabet, ques a dos días del mes de julio de cada vn año, e la fiesta de Señor San Rroque, ques a diez e seys días del mes de agosto de cada vn año; e todos los que de presente se hallaron, ansí por los presentes como por los ausentes, y por todos los que de aquí adelante sucederán en esta villa para agora e para sienpre jamás, todos a vna voz dixeron llorando quellos querían jurar las dichas fiestas, según desuso está dicho.

E ansí, tomó el dicho bachiller Martín Alonso la cruz mayor en sus manos, e toda la gente se hincó de rrodillas e dixo que, vosotros señores, y cada vno de vos, ansí por los presentes como por los avsentes, jurays a Dios Nuestro Señor e a su Gloryosa Madre, e a todos los santos e santas y escogidos de Dios Nuestro Señor, que terneys e guardareys las dichas fiestas susodichas, e no las quebrantareys vosotros, ni criados, ni otras personas, antes festejareys las dichas fiestas con toda deboción; los quales, y el dicho pueblo todo junto, ansí dixeron que lo juravan que no lo quebrantarían ny revocarían el dicho juramento, agora ny en nyngún tienpo, so pena de perjuros; y que Dios Nuestro Señor se les demande mal y caramente en este mundo al cuerpo y en el otro a las ánymas, donde más an de durar, pudiendo guardar la salud de sus ánymas.

E los dichos señores oficiales, los que sabían escrevyr, lo firmaron de sus nonbres, e ansimismo los dichos señores clérigos lo firmaron ansimismo de sus nonbres, e mandaron a mí, Diego de Alcaraz, escrivano del Ayuntamiento, dé testimonio de lo susodicho e lo asiente en el libro del Ayuntamiento”.

    Nada sabemos sobre la celebración de la festividad de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel en Almansa; sólo nos consta la existencia de dos representaciones pictóricas de dicha advocación, una tras el altar mayor de la iglesia del santuario de Belén y otra en el ábside de la iglesia de Santa María de la Asunción.

    Por lo que respecta a San Roque, diremos que no sería hasta 1599 cuando, en su condición de abogado contra la peste, el Ayuntamiento mandase construir una ermita (o poner bajo su advocación otra ya existente debidamente reformada); emplazamiento sobre el que en la década de los sesenta del pasado siglo sería erigida la actual iglesia de su nombre.

Grupo de personas (algunas muy conocidas) que formaron parte de la comisión Pro-construcción de la iglesia de San Roque; entre ellos, el obispo de Albacete don Arturo Tabera Araoz, en el día de la bendición del templo y primera misa. (Fotografía y comentario facilitados por Jesús Bernardo Torres Sáez).

    En junio de 1649, en ocasión de una nueva epidemia de peste, tras haber permanecido la imagen de San Roque año y medio en la iglesia parroquial de la Asunción, fue devuelta a su ermita y se celebraron festejos en su honor.

    En 1670 se honró a San Roque con unos festejos de toros, en los que el concejo gastó 757 reales.

    En junio de 1677, ante una epidemia de peste que asolaba Murcia y Cartagena, se buscó una vez más la protección de San Roque para que la villa quedase libre del contagio.

    En la década de los 20 del pasado siglo, las fiestas de San Roque eran organizadas por un colectivo festero llamado La Festival Almanseña (del que próximamente hablaremos), en colaboración con el Ayuntamiento.

Fiestas de San Roque en 1927 (El Diario de Albacete)

    En las Fiestas de San Roque del año 1927, el corresponsal de prensa de El Diario de Albacete manifestaba que el objetivo fundamental de los organizadores no era otro que estimular las “…ansias de vivir con miras al progreso…”:

“…Nuestro más entusiasta aplauso a La Festival  Almanseña, pues cumpliendo lo prometido conseguirá despertar el entusiasmo entre el vecindario desechando de los espíritus apocados la peculiar morriña y renovándola por algo enervador y vigoroso que acuse ansias de vivir con miras al progreso…”.

    En la actualidad, cuando ya nadie recuerda los términos del juramento formulado en 1530, los festeros del barrio continúan organizando actos para celebrar la “…fiesta de Señor San Rroque, ques a diez e seys días del mes de agosto de cada vn año…”.

    FUENTE:

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (1995). ¡Agua Virgen de Belén! Devoción y tradición en torno a la patrona de Almansa.