LA PANDEMIA DE CÓLERA 1884-1885 EN ALMANSA

Por Miguel-Juan Pereda Hernández

 


Entre 1881 y 1896 la Humanidad padeció la quinta pandemia de cólera morbo asiático, que en España hizo un primer amago en agosto de 1884 para volver con mayor intensidad en la primavera y el verano de 1885. En el caso particular de Almansa, si bien a finales de agosto de 1884 se vivió como simple amenaza, en el verano de 1885 retornaría con mayor virulencia. A modo de anécdota, y para los que se pregunten si existen precedentes respecto a la no celebración de la Feria 2020, hemos de decir que sí: la de 1884 fue suspendida el 31 de agosto, y la de 1885 no llegó ni a ser planificada.

1.      La Feria de 1884: Quiosco, verja… y clausura

Desde 1881 la Feria de Almansa venía celebrándose en la Plaza de San Francisco o Jardín de la Glorieta (Parque de los Reyes Católicos). En su edición de 1884 el pliego de condiciones para el montaje y explotación de las casetas fue adjudicado a Francisco Real Fito por 250 pesetas. La Corporación también acordó erigir un quiosco-restaurante desmontable, rodeado por una verja de madera que viniese a sustituir a “…la que antes se formaba con sabina...”. Dada la premura de tiempo, sin previa convocatoria de la preceptiva licitación, el proyecto fue encargado a Evaristo Biosca, que inicialmente calculó unos gastos de 700 pesetas.

En un principio Biosca tenía previsto levantar una estructura de planta octogonal, pero para darle mayor solidez decidió levantarla con base en forma de dodecágono y sustentarla mediante 12 columnas. Ello supuso un incremento de gastos, de manera que el importe total ascendió a 1.329,06 pesetas. Por otra parte, la construcción de la verja para delimitar el quiosco, le fue encargada a Francisco Real Fito, Felipe Roselló Pla, Pedro Toledo García y Pedro Lamata Cuenca, por un importe total de 249,37 pesetas.

La subasta para la explotación del quiosco quedó desierta, y el Ayuntamiento dispuso que se hiciese cargo del mismo José López López, a cambio de la mitad de las ganancias una vez deducido el valor de las compras. Pero el 31 de agosto la Feria hubo de ser suspendida ante la existencia de cólera morbo en la provincia de Alicante y, dado que López sólo había tenido gastos, se acordó no exigirle nada.

“...como quiera que la tarde del treinta y uno de Agosto y por los tristes sucesos de todos conocidos con la declaración de la existencia del cólera concluyó la Feria, únicamente perjuicios tuvo el citado López, que había hecho gastos de consideración con la compra de licores, conservas, chocolate, etc. y apenas si había realizado ventas; razón por la cual no puede ni es justo exigirle abono de cantidad alguna, y ningún ingreso por tanto ha ofrecido el arrendamiento del referido kiosco...”.


2. El cólera en Alicante. Noticias sobre su origen

   En junio de 1884, el cólera morbo asiático azotaba una amplia zona de la costa mediterránea francesa en torno a los puertos de Tolón y Marsella. Por lo que en España se tomaron medidas preventivas de control sobre los barcos procedentes de lugares infectados. Ello no evitó que a finales de agosto se diesen algunos casos en Alicante. Respecto a su origen, unos decían que el mal había llegado a bordo del vapor Buenaventura, procedente de Argel; otros, que procedía de unos fardos de contrabando trasbordados en alta mar por unos pescadores
a su barca desde un mercante francés. Lo cierto es que del 27 de agosto al 3 de septiembre se produjeron cinco fallecimientos en Alicante, 42 en Novelda y dos en Elche; contándose además 28 contagios, entre ellos una mujer en Caudete que había viajado desde Novelda (Gaceta de Madrid, 03.09.1884). 
  
Recortes de prensa de la Gaceta de Madrid y La Unión de 03.09.1884.

   Fuentes oficiales confirmaron que la infección había partido de la reprobable acción de Agustín Queixal, residente en Argel, que tras permanecer algún tiempo en Marsella volvió a Argel y desde allí viajó hasta Alicante a bordo del vapor Buenaventura con cinco miembros de su familia. Llegados a puerto, pasaje y tripulación fueron internados en un lazareto provisional para cumplir la cuarentena de rigor de siete días. Pero, habiendo presentado los primeros síntomas del mal la hija pequeña de Queixal, éste sobornó a un celador del lazareto para que en la visita del director de Sanidad del puerto la niña enferma fuese suplantada por otra sana; ello dio vía libre al contagio. (El Día, 03.09.1884). Tanto el irresponsable padre como el celador fueron llevados ante la Justicia y algunos periódicos llegaron al extremo de proponer su fusilamiento: “…debieran haber sido fusilados para escarmiento de infames…” (El Serpis, 05.09.1884).

3.      El cólera a las puertas de Almansa

Como de costumbre, el 28 de agosto de 1884 fue inaugurada la Feria de Almansa; no obstante, ello coincidió con la declaración del estado de epidemia en Novelda, lo que aconsejó poner fin al evento, como en efecto se hizo el 31 de agosto. Pero no quedaron ahí las cosas, al día siguiente, 1 de septiembre, el tren procedente de Alicante fue detenido a las seis de la tarde un kilómetro antes de llegar a la estación almanseña, para luego ser obligado a retroceder hasta La Encina; lo que daría lugar a una serie de peripecias de las que da cumplida cuenta la prensa de la época.


 “El tren correo procedente de Alicante fue detenido anteayer tarde a las seis a un kilómetro de Almansa, impidiendo la Guardia civil, como es consiguiente, que ninguno de los pasajeros se apearan hasta la llegada de las autoridades de Almansa.

A las nueve de la noche llegó al mencionado punto el alcalde de Almansa, acompañado de un empleado que llevaba en la mano una vasija para practicar las correspondientes fumigaciones.

Los viajeros, entre los cuales figuraba el ayudante del capitán general de Madrid, teniente coronel señor Megharesí, que con su esposa e hija procedían de Salinetas, se ampararon al alcalde, pidiendo no se les detuviera por más tiempo en medio del camino, en donde no podían proveerse de comestibles ni agua; pero aquella autoridad les manifestó que muy en breve llegaría el señor gobernador civil de Albacete, el cual dispondría lo que fuere más conveniente.

En este estado pasó la noche del día 1.º al 2 sin que los pasajeros tuvieran más albergue que los mismos coches del tren.

El día 2, llegó un tren especial de Albacete, conduciendo fuerzas de la Guardia civil, al gobernador de aquella provincia señor Castro y algunos empleados.

Dicha autoridad fue recibida por los pasajeros con vivas y demás manifestaciones de alegría.

Las señoras viajeras se dirigieron al señor gobernador rogándole que dispusiera se les proveyera enseguida víveres, ya que habían empezado a carecer de ellos, a la par que se les buscara un punto cómodo y sano para hacer la cuarentena que debían sufrir, pero el señor gobernador les manifestó que partía inmediatamente para Caudete, con el objeto de instalarles allí el lazareto.

Esta disposición de la mencionada autoridad, fue causa, como era consiguiente, de grandes protestas por parte de los viajeros, fundándolas en que en Caudete habían ocurrido ya casos de cólera, y por consiguiente era conducirles al foco; pero el tren especial partió y los viajeros quedaron en los andenes de la estación de La Encina.

A las siete de la tarde, poco más ó menos, regresó el gobernador de Caudete, dando las oportunas órdenes para que los viajeros fueran trasladados al lazareto provisional que se acababa de habilitar en dicha población, regresando inmediatamente a Albacete y dejando a todos aquellos seres sumidos en el mayor desconsuelo.

Anoche la pasaron del mismo modo que la anterior, si bien el inspector administrativo, señor Cambronero, y algunos empleados más albergaron a las señoras en los edificios más próximos, quedando otros en los wagones del tren.

Por fin, esta mañana, a las siete, han sido conducidos en el mismo tren a Caudete, donde quedan en aquel lazareto purgando una cuarentena de quince días.

Los viajeros del mencionado tren se calcula que eran aproximadamente 150, pero de estos faltaron a la salida del tren más de 30, que se ignora a donde puedan haberse dirigido” (La Dinastía, 05.09.1884).

4.      Lazaretos en Caudete, Getafe y Mogente

Pensando que el ferrocarril constituía una de las principales vías de contagio, ya que el personal de servicio, los viajeros, equipajes y mercancías podrían estar infectados, los trenes procedentes de Alicante con destino a Madrid y Valencia fueron interceptados y se instalaron lazaretos en Caudete, Getafe y Mogente.

4.1.Lazareto de Caudete

Como hemos visto, a las seis de la tarde del 1 de septiembre fue retenido el tren procedente de Alicante un kilómetro antes de llegar a Almansa, donde se pensó instalar un lazareto; no obstante, ante la negativa de los vecinos y autoridades locales, se puso de manera provisional en La Encina, para al cabo de dos días trasladarlo a la Venta del Gitano (término municipal de Caudete). El edificio se hallaba en estado ruinoso, por lo que el gobernador civil de Albacete, el alcalde de Caudete y el alcalde de Almansa, Manuel Andrés Real, hicieron enormes esfuerzos para que los confinados sufrieran las menores molestias posibles. Pero no había colchones, ni lana para hacerlos, ni agua suficiente, ni personal de hostelería que quisiera hacerse cargo del servicio. Y es que, al fin y al cabo, se trataba de un local desmantelado, escasamente capaz para unas 40 personas, y donde se hubieron de hacinar 139 hombres, mujeres y niños, que disponían de 20 catres, 40 colchones e igual número de sábanas y almohadas; a ello hubo que sumar la escasez de víveres y agua.

El lazareto de Caudete fue instalado en la Venta del Gitano

Las quejas eran constantes y algunas de ellas estaban dirigidas directamente contra el alcalde de Almansa; no obstante, el corresponsal de El Imparcial manifestaba al respecto: “…yo, que sé lo que éste ha tenido que luchar, lo mismo que el gobernador de Albacete, y conozco el estado precario de los pueblos de la localidad, no debo hacerme eco de esas quejas, porque fácilmente podría ser injusto…”. El gobernador civil envió una segunda remesa de camas, pero en la estación de Caudete se negaron a entregarla por no haber sido satisfecho el importe de la primera. Pese a las pésimas condiciones de alojamiento de los confinados, su salud permanecía inmejorable (El Imparcial; 12.09.1884), por lo que el establecimiento fue cerrado a mediados de septiembre.

4.2.Lazareto de Getafe

El tren mixto ascendente de Alicante a Madrid que el 1 de septiembre había pasado por Almansa con anterioridad al detenido a las seis de la tarde fue parado y estacionado en Getafe, a la espera de la llegada de las autoridades, a las que acompañaba un contingente de guardias civiles con la misión de “…formar un cordón sanitario y proceder a la detención y fumigación de todo el pasaje y mercancías…” (El Día, 01.09.1884).

En dicho tren viajaban 159 pasajeros, entre ellos un hermano del presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo, el ministro de la Guerra y el director de la Guardia Civil, que venían de Valdemoro. Tras ser fumigados, los viajeros fueron clasificados en razón a su punto de origen; los 98 procedentes de Alicante quedaron retenidos en Getafe para ser internados en el lazareto instalado en la ermita del Cerro de los Ángeles, mientras que los demás pudieron proseguir su viaje hasta Madrid (El Correo Militar, 02.09.1884). Pese a haberse dado algunos casos de cólera morbo entre los confinados, a mediados de septiembre se ordenó el cierre del lazareto y la retirada de las tropas del Ejército que lo acordonaban (La Discusión, 17.09.1884).


4.3.Lazareto de Mogente

Los viajeros del tren Alicante-Valencia fueron retenidos el 1 de septiembre en La Encina, donde se les informó de que si querían proseguir tendrían que permanecer algunos días en un lazareto que estaba siendo improvisado en Mogente. La mayoría decidió regresar, y sólo unos 25 se mostraron dispuestos a sufrir la cuarentena. Pero al enterarse de que no había nada preparado, unos desde La Encina y otros desde Mogente, huyeron hacia Almansa para luego retomar su viaje a Valencia; de manera que sólo ingresaron tres guardias civiles, unos cuantos presos y algunos soldados. De los fugados, unos fueron detenidos por la policía y reconducidos al lazareto, mientras otros eran recibidos a tiros en Albaida (El Correo Militar, 04.09.1884).

Días después, la prensa informaba de que los confinados en Mogente hacían “…la vida propia de un establecimiento balneario…”; pues todas las noches jugaban a las prendas, cantaban y bailaban. El gobernador civil de Valencia había enviado tiendas de campaña, comestibles y cocineros, detalle recibido con manifestaciones de júbilo, que se vieron aumentadas al no haberse producido ningún caso de contagio (La Correspondencia de España, 07.09.1884).

5.      Críticas al Gobierno

Inicialmente, el Gobierno conservador de Cánovas del Castillo impuso cordones sanitarios en torno a las poblaciones afectadas y ordenó la apertura de lazaretos para que guardasen cuarentena personas, equipajes y mercancías procedentes de lugares infectados. El 3 de septiembre el cólera fue declarado en Alicante, la provincia quedó aislada, todos sus puertos fueron calificados de sucios y se impuso una cuarentena de 10 días. Tras las protestas de las autoridades alicantinas (gobernador, Ayuntamiento, Junta de Sanidad y principales contribuyentes) por las consecuencias económicas derivadas del aislamiento, y ante las posturas contradictorias de las autoridades científicas, que no acababan de ponerse de acuerdo respecto a lo más conveniente, el Gobierno dio marcha atrás; decisiones tanto unas como otras que fueron criticadas por la prensa, los partidos políticos de la oposición, los comerciantes, los industriales y el pueblo en general.

El Globo, 22.09.1884.

“El Cólera oficial. Nuestro propósito no es alarmar a la opinión pública con un acto de oposición enérgica al gobierno; bastan y sobran las medidas que éste adopta para convenir en que el país es víctima, más que de la epidemia colérica, de la tenacidad conservadora en declarar ciudades, villas y puertos infestados o sucios, sin meditar, con la prudencia y anticipación debidas, sobre las funestas consecuencias que eso traería al comercio y a la industria, a la seguridad personal y a la tranquilidad pública, al orden social y al orden político.

Asombra y aun asusta leer el correo venido ayer de Alicante y Lérida, Tarragona, Cartagena y otros puntos. Nosotros que hemos sido los primeros en poner nuestras columnas al servicio de la imparcialidad profesional y pedir a la actividad de nuestros corresponsales noticias exactas de las enfermedades ocurridas en los sitios que el gobierno declaraba invadidos, que no hemos ocultado en ningún momento nuestro deseo de que el gobierno adoptara una línea de conducta que salvase a España de una tan gran desgracia, pero con razón científica y sentido práctico, que hemos insertado telegramas afirmando diariamente unos que había invasiones coléricas en uno ó dos puntos de la provincia de Alicante, y otros que los negaban, contradicción que no nos extrañó desde que vimos a las eminencias científicas desmentir unas las doctrinas y experimentos de las otras, rectificarse luego; aplaudir los lazaretos, combatirlos; apoyar las cuarentenas, destruirlas; aceptar el contagio o negar la infección, y viceversa.

Nosotros hoy nos vemos precisados a declarar, en vista de lo que está ocurriendo a las provincias señaladas oficialmente como pasto de la epidemia, que sobre el gobierno conservador que preside el excelentísimo señor don Antonio Cánovas del Castillo, y del que es ministro de la Gobernación el excelentísimo señor don Francisco Romero Robledo, deberá caer toda, absolutamente toda la grave responsabilidad de los conflictos que en cartas y telegramas se nos anuncian como inmediatos e inevitables…” (El Globo, 22.09.1884).

6.      Bulos

Tampoco faltaron rumores respecto al origen del contagio, siendo los más difundidos en la capital de España los que acusaban al Gobierno de propagar el cólera en su propio beneficio. En otros mentideros se culpaba a los franceses de introducir ropa contaminada en Alicante por su ancestral odio a España. De tales bulos dejó constancia en su diario personal Federico Olóriz Aguilera, médico granadino afincado en Madrid (Guirao y Girón, 2018).

“…Sé el miedo, más aún, el terror que cunde por Madrid con motivo del cólera. La pasión política llega a inspirar rumores tan absurdos como que el Gobierno mismo ha introducido fardos contumaces (infectados) de Marsella en Alicante, para importar el cólera y aprovecharlo como arma política. Solo cito esta versión del origen de la epidemia como dato para calcular la facilidad con que se puede llevar hasta la locura a un pueblo fanatizado […]

Un escribiente de la Facultad juraba que todo había sido por odio que nos tienen los franceses…”.

7.      Remisión y rebrote

   Pero los contagios remitieron con la llegada del otoño, de manera que en la segunda quincena de octubre se dio por finalizada la pandemia y fueron eliminadas las restricciones respecto a la llegada de personas y productos procedentes del extranjero, salvo de lugares infectados de Francia e Italia. En los últimos meses de 1884 sólo se dieron algunos casos en las provincias de Alicante y Valencia. En total, en 1884 se contabilizaron en toda España 989 invasiones coléricas y 592 defunciones (Pérez Díaz, 2013).

   El 5 de febrero de 1885 comenzaron a darse nuevos casos cerca de Gandía. A lo largo de los meses de marzo, abril y mayo, la epidemia se fue extendiendo por la provincia de Valencia (Játiva, Alcira, Carcagente, Sueca y Valencia capital). En junio fueron invadidas otras 13 provincias (Alicante, Huesca, Madrid, Murcia, Castellón, Albacete, Zaragoza, Cuenca, Toledo, Tarragona, Málaga, Teruel y Segovia). En el mes de julio lo fueron otras 24 y la última en sufrir un caso de cólera fue Vizcaya, el 1 de octubre. En total, 46 de las 47 provincias peninsulares se vieron infectadas por la pandemia, quedando únicamente libre de contagio la de La Coruña (Pérez Díaz, 2013).

8.      Inundaciones y terremoto

    En aquellos aciagos años Almansa sufrió otras calamidades. Entre los días 4 y 6 de noviembre de 1884, tuvo lugar un intenso temporal de lluvias que inun­dó buena parte del término municipal. Las precipitaciones fueron tan abundantes que provocaron el hundimiento de unas 40 casas. Ello coincidió con un terremoto que tuvo lugar en la madrugada del día 5, con epicentro en Palomar, en el valenciano valle de Albaida. Si bien algunos diarios dieron la noticia de que el pantano había reventado, lo cierto fue que sólo se desbordó por su coronación. Las aguas arrastraron la alcantarilla de las Palomas, en el km 313, y el puente del pantano, en el km 315, de la carretera de Ocaña a Alicante; asimismo destrozaron el trazado ferrovia­rio, incluido varios puentes, por lo que el servicio de trenes estuvo interrumpido durante algún tiempo. Afortunadamente, no se produjeron víctimas personales, aunque las pérdidas económicas fueron muy cuantiosas, pues todas las zonas bajas del término quedaron inun­dadas durante meses.

 

Revista de Obras Públicas, 22.04.1897.

   En marzo de 1885 se produjeron nuevos temporales que acrecentaron el nivel de estancamiento de las aguas. En mayo todavía no se había solucionado el problema. Ni el Gobierno ni la Diputación provincial habían dado señales de vida y eran los dueños de las tierras los que estaban sufragando los trabajos de desecación y restablecimiento del tránsito por caminos y carreteras. Los propietarios pidieron exenciones fiscales y que se les reintegrase el importe de lo gastado en dejar expedita la carretera. En junio se informaba de que el Gobierno enviaría cuadrillas de presidiarios para completar las obras de desagüe. Hasta junio de 1885 no quedó totalmente reparada la conducción de aguas potables para el abastecimiento de la ciudad (Pereda, 2013; 451-455).

9.      Medidas profilácticas. La vacuna del doctor Ferrán

   Gracias a La Voz de Almansa, un periódico local en circulación por aquellos años, disponemos de información de primera mano sobre la situación de desasosiego que se vivió en nuestra ciudad ante el avance de los contagios, de las medidas profilácticas que se aconsejaba tomar a los vecinos, así como de la incidencia de la enfermedad a lo largo del mes de agosto.
La Ilustración Española y Americana, 08.08.1885.

   En mayo de 1885 el mencionado medio informaba de las vacunaciones que el doctor Ferrán estaba llevando a cabo en Alcira, donde ya había vacunado de manera experimental a 200 personas. Ferrán había llegado atendiendo la llamada desesperada del gobernador de Valencia. De los treinta mil individuos vacunados solo fallecieron 54; no obstante, las envidias impidieron que la campaña de vacunación se generalizase en todo el país. Médicos de prestigio, incluido Santiago Ramón y Cajal, desautorizaron la vacuna de Ferrán y el Gobierno prohibió su administración masiva.

   En La Roda, gracias a los esfuerzos de los médicos D. Enrique de la Hoz Fernández, D. Antonio Escribano Moreno, D. Leopoldo Massó Pastor y D. Manuel Marín Sevilla, fue llevada a cabo una prueba experimental de la vacuna del doctor Ferrán, que proporcionó los líquidos e instrucciones necesarios para inocular a 1.764 individuos y re-inocular a 964, dándose la circunstancia de que ni antes ni después de ello se produjo un solo caso de cólera en dicha población (Ferrán, 1886).

   Estudios posteriores realizados a partir de las estadísticas de la campaña de vacunación llevada a cabo con el método del doctor Ferrán demostraron su eficacia en el 80,9% de los inoculados y en el 92,5% de los re-inoculados (Báguena, 2011). La aplicación de esta vacuna a toda la población española habría evitado más de 100.000 muertes. El doctor Ferrán tuvo siempre un gran predicamento en Almansa, prueba de ello es que el 23 de diciembre de 1931 el Ayuntamiento acordó rotular con su nombre la calle de San Juan.
La Ilustración Española y Americana.
 
 10.  Tranquilidad y buenos alimentos

   Aparte de los procedimientos científicos para poner freno a la epidemia, no faltaron remedios atípicos y poco rigurosos. En junio, La Voz de Almansa informaba del tratamiento seguido por los misioneros franceses en Indochina, que curaban a los afectados de cólera con ajenjo (absenta), haciéndoles beber siete copas para entrar en calor y producir una reacción que les curaba en una o dos horas, o en un día.
La Voz de Almansa, 1885.

Ello hizo que algunas confiterías, además del consabido surtido de dulces, pusieran a disposición del público caramelos anti-coléricos y un gran surtido de bebidas alcohólicas como ajenjo, coñac, ron, pajarete, lluvia de oro, lluvia de plata, mallo, raspaill... Otros establecimientos anunciaban como mejores remedios contra el cólera el consumo de láudano (bebida alcohólica con extracto de opio), salchichón de Vich, butifarra catalana, conservas de pescado en escabeche o aceite, pastas para postres, almendrados, soplillos, bizcochos, bocados de dama, así como azufre y azufraderas de fuelle; incluso facilitaban a los clientesde manera gratuita un impreso con el tratamiento del doctor Tunisi.  


  
La Voz de Almansa, 1885.

   En una situación tan comprometida como aquella tampoco faltó el sentido del humor, y La Voz de Almansa publicó una jocosa coplilla respecto a la mejor receta para evitar el contagio, cuyos ingredientes eran el reposo, la tranquilidad y los buenos alimentos; algo que, evidentemente, sólo podían permitirse unos pocos.

“Come carne y buen jamón,
bebe vino rancio y puro,
descansa en lecho seguro
sobre mullido colchón,
destierra toda aprensión,
ten pacífica tu mente,
y el cólera que te dé
me lo claven en la frente”.

11.  Otras medidas más, menos... o nada científicas

   Cuando la epidemia ya estaba declarada oficialmente en Valencia, Castellón, Murcia y Madrid, en Almansa se barajaban otros posibles remedios para hacerle frente, como fumigar a gran escala por todas las calles y plazas de la ciudad, así como encender grandes hogueras en las plazas o ensanches para quemar azufre, cargas de romero, tomillo y otras hierbas aromáticas recogidas y transportadas voluntariamente por braceros y carreteros locales.
 


   El 12 de junio de 1885, la Academia de Medicina de Madrid y el Real Consejo de Sanidad daban a conocer sus instrucciones para evitar el contagio: tranquilidad, aislamiento, higiene, evitar excesos alimenticios, hervir las aguas de ríos, pozos y aljibes; cocer bien los alimentos; sanear, ventilar y blanquear las habitaciones; hacer aspersiones con líquidos desinfectantes; desinfectar con caparrosa verde las letrinas; mantener una higiene especial en tiendas y mercados; incinerar la ropa de los contagiados; trasladar con toda urgencia los cadáveres a los depósitos de los cementerios; echar caparrosa verde a los vómitos y las deyecciones de los enfermos antes de verterlos a las letrinas...

   Por su parte, el Inspector de Sanidad de Almansa, doctor Vicente Climent, manifestaba que su experiencia personal le había demostrado que lo mejor para prevenir el contagio era ponerse dos granos de azufre entre la planta del pie y el interior del calcetín, tomar 20 centigramos de quinina una vez por la mañana temprano y otra a las 5 de la tarde, así como beber una copita de ajenjo mezclado con agua antes de las comidas. También aconsejaba purificar el agua poniéndole un poco de retama antes de beberla.

   A principios de julio, haciéndose eco de la prensa nacional, La Voz de Almansa difundía las prescripciones profilácticas del doctor Koch (descubridor del bacilo del cólera en 1883):
  • No beber agua que no hubiese sido previamente hervida.
  • No comer frutas ni legumbres crudas.
  • No hacer excesos de ningún género.
  • Tomar por la mañana al levantarse y a media tarde dos dedos de agua en un vaso con dos gotas de ácido clorhídrico diluidas.

12.  El cólera llega a Almansa. Discrepancias en cuanto a su incidencia

   El 6 de agosto de 1885 comenzaron a darse casos sospechosos, que fueron aislados en la ermita de San Antón. El 16 de agosto ya estaba declarada oficialmente la epidemia en la ciudad, por lo que los vecinos de las manzanas de la Iglesia, el Pósito, La Tercia, los Casinos y la Torre de la Plaza organizaron una sociedad de socorros mutuos. Las élites almanseñas recurrieron al consabido remedio de marcharse a lugares libres de contagio donde tenían casa, o a aislarse en sus propiedades agropecuarias, como fue el caso de los Puigmoltó, que se recluyeron en su finca de la Segurana; no lo hizo así Miguel Alcaraz Ossa, que fue uno de los pocos grandes propietarios locales, por no decir el único, que permaneció en la ciudad con su familia durante la pandemia. 
En Almansa, los primeros contagiados de cólera fueron aislados en la ermita de San Antón.

   Con el fin de estimular la caridad de cuantos quisieran o pudieran contribuir a recabar fondos en forma de limosnas o donativos con los que proporcionar alguna atención a los enfermos sin recursos, se habían constituido cuatro Juntas de Distrito, llamadas Caridad, Socorro, Previsión y Vigilancia, presididas respectivamente por Juan Arráez Gómez (médico, comerciante e industrial del calzado), Joaquín Alonso Ruiz (juez de instrucción y primera instancia), Carlos Vicén Almela (registrador de la propiedad) y Manuel Andrés Real (alcalde de Almansa). El 23 de agosto, pese a que muchos no valoraban e incluso denigraban la campaña de vacunación realizada por el doctor Ferrán en Valencia, La Voz de Almansa se preguntaba por qué el Gobierno no la hacía extensiva a toda España.
 
Los medios extrajeros se hicieron eco de la campaña de vacunación del doctor Ferrán.
 

   Según el mencionado periódico a partir del 29 de agosto dejaron de darse casos en la ciudad, por lo que la epidemia se dio por extinguida. A lo largo de los 21 días comprendidos entre el 8 y el 28 de agosto de 1885 habían enfermado 152 personas, de las que fallecieron 50.
La Voz de Almansa, 1885.
   En base a los datos publicados por la Dirección General de Beneficencia y Sanidad, la infección comenzó en Almansa el 6 de agosto y se prolongó hasta el 30 de septiembre, 56 días durante los que tuvieron lugar 179 contagios y 54 fallecimientos; con unas tasas de mortalidad de un 0,70% respecto al total de habitantes y un 30,20% en relación al número de contagiados. 
 
   El Libro de Defunciones 1885-1886 del Archivo de la Parroquia de la Asunción de Almansa nos ofrece un panorama bien distinto, el 30 de julio ya aparecen registradas dos defunciones por cólera nostras y el número total de defunciones desde dicha fecha hasta el 4 de septiembre se elevó a 70.
 

 Defunciones por cólera en Almansa en 1885

      FECHA     

ARCHIVO PARROQUIAL

LA VOZ DE ALMANSA

30 de julio

2

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4 de agosto

4

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5 de agosto

5

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6 de agosto

1

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7 de agosto

2

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8 de agosto

1

1

9 de agosto

3

2

10 de agosto

2

3

11 de agosto

7

6

12 de agosto

5

4

13 de agosto

6

6

14 de agosto

2

1

16 de agosto

3

3

17 de agosto

2

2

18 de agosto

3

3

19 de agosto

4

4

20 de agosto

5

4

21 de agosto

0

2

22 de agosto

4

3

23 de agosto

1

2

24 de agosto

1

1

25 de agosto

1

1

27 de agosto

1

1

28 de agosto

1

1

29 de agosto

1

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30 de agosto

1

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3 de septiembre

1

---

4 de septiembre

1

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 Total                   

70

50


Fuentes: Archivo Parroquial y La Voz de Almansa.

13.  Romería, Te Deum y Fiestas en la calle Torralba y la Capillica del Rosario

   En los primeros días de octubre de 1885 tuvo lugar la tradicional romería de traslado de la imagen de Nuestra Señora de Belén a su Santuario; noticia de la que da cumplida cuenta La Voz de Almansa, que también se hace eco de la celebración de un Te Deum en la iglesia de Santa María de la Asunción, así como de “…solemnes honras fúnebres por el descanso eterno de las almas de los que han fallecido en ésta víctimas de la epidemia colérica […] Al citado acto asistieron nuestras Autoridades y gran número de concurrentes. ¡Dios haya acogido en su seno a los desgraciados que sucumbieron por el terrible azote!...”.


   El 7 de octubre de 1885, dichosos por haberse librado del contagio, los vecinos de la calle Torralba (Pascual María Cuenca) organizaron festejos para celebrar la festividad de Nuestra Señora del Rosario, entronizada en su altar de la Capillica, para los que contaron con las dos bandas de música existentes en la ciudad; información asimismo recogida por el mencionado periódico:

“…Los vecinos de la calle Torralba de esta ciudad, que durante la invasión colérica se desvelaron por adornar e iluminar la Capillita del Rosario, en la que oraban diariamente, llenos de entusiasmo por haber salido ilesos de la epidemia, celebraron hoy día de Ntra. Sra. del Rosario, festejos, a los cuales concurren las dos bandas de música. Ya anoche amenizaron el bonito espectáculo que tuvo lugar con el castillo de fuegos artificiales”.

14.  Incidencia oficial de la pandemia

   El Ministerio de la Gobernación, a través de su Dirección General de Beneficencia y Sanidad, publicó un resumen general de los contagios y defunciones causados en España por el cólera morbo durante el año 1885. Según dicho estudio, los invadidos a nivel nacional fueron 338.685 y los fallecidos 119.620, con tasas de mortalidad de 1,82% respecto a la población afectada y 35,32% al de invadidos.
Resumen general de las invasiones y defunciones por causa de cólera ocurridas en España durante el año de 1885.

   En la provincia de Albacete hubo 8.236 contagiados y 3.244 fallecidos, con tasas de 2,48% y 39,39%, superiores a la media nacional. La localidad de la provincia con mayor número de fallecidos fue Albacete capital, con 787, seguida de Caudete, con 402. En Hellín murieron 232 personas, en Villarrobledo 83 y en Almansa 54. 

Resumen general de las invasiones y defunciones por causa de cólera ocurridas en España durante el año de 1885.

   En el partido judicial de Almansa se produjeron 1.282 invasiones y 508 fallecimientos, con unas tasas de mortalidad de 3,16% respecto a la población afectada y 39,62% a la de invadidos. No se produjeron contagios en las localidades de Alpera y Bonete. En Montealegre hubo 104 invadidos y 52 fallecidos, con tasas de 1,78% y 50,50%; en Caudete, 999 invadidos y 402 fallecidos, con tasas de 7,40% y 40,24%; mientras que en Almansa se produjeron 179 invasiones y 54 fallecimientos, con tasas de 0,70% y 30,20%. Como podemos comprobar, las cifras de la ciudad de Almansa fueron inferiores a las medias nacional y provincial. No fue así en el caso de Caudete, donde el total de contagios alcanzó la cifra de 999 y los fallecidos fueron 402. En Montealegre falleció uno de cada dos contagiados.

Incidencia de la pandemia de cólera de 1885 en el partido judicial de Almansa

LOCALIDAD

INICIO

FINAL

POBLACIÓN AFECTADA

INVADIDOS

FALLECIDOS

% MORTALIDAD

POBL.

INVAD.

Almansa

6 agosto

30 septiembre

7.694

179

54

0,70

30,20

Caudete

4 julio

24 agosto

5.435

999

402

7,40

40,24

Montealegre

7 agosto

30 agosto

2.928

104

52

1,78

50,00

Total

4 julio

30 septiembre

16.057

1.282

508

3,16

39,62

Fuente: Resumen general de las invasiones y defunciones por causa de cólera ocurridas en España durante el año de 1885.

1885: Tabla comparativa de incidencias a niveles nacional, provincial, comarcal y local

 

POBLACIÓN AFECTADA

INVADIDOS

FALLECIDOS

% MORTALIDAD

POBL.

INVAD.

España

6.575.641

338.685

119.620

1,82

35,32

Provincia de Albacete

130.921

8.236

3.244

2,48

39,39

Partido judicial de Almansa

16.057

1.282

508

3,16

39,62

Ciudad de Almansa

7.694

179

54

0,70

30,20



Fuente: Resumen general de las invasiones y defunciones por causa de cólera ocurridas en España durante el año de 1885.

15.  Incidencia del cólera según el Archivo Parroquial

   Evidentemente los datos definitivos en este caso son los registrados en el Libro de Defunciones 1885-1886 del Archivo de la Parroquia de Santa María de la Asunción de Almansa, que nos ofrecen un panorama diferente. El 30 de julio de 1885 ya aparecen anotadas dos defunciones por cólera nostras. Entre dicha fecha y el 4 de septiembre, el número total de fallecimientos por cólera se elevó a 70, de los que dos vienen registrados como cólera nostras, otros dos como cólera esporádico, tres simplemente como cólera, 62 como cólera morbo y uno como cólera morbo fulminante. Los diagnósticos de cólera nostras y esporádico corresponden a cuatro de los cinco primeros casos, como si el facultativo, o el funcionario del Juzgado Municipal encargado redactar la papeleta donde se hacía constar la causa de la muerte, no se atreviesen a calificar el caso como cólera morbo hasta que no estuviese oficialmente declarada la epidemia en la ciudad.

Fallecidos de cólera en Almansa en el verano de 1885

FECHA

NOMBRE

EDAD

ENFERMEDAD

30 de julio

Dolores Rodríguez Martínez

31 años

Cólera nostras

30 de julio

Isabel López López

45 años

Cólera nostras

4 de agosto

Josefa Martínez García

75 años

Cólera esporádico

4 de agosto

Nicanora Sánchez Almendros

28 años

Cólera morbo

4 de agosto

María Sánchez Ruano

42 años

Cólera esporádico

4 de agosto

Diego Fito Gómez

46 años

Cólera morbo

5 de agosto

María Antonia Cerdán Pardo

66 años

Cólera

5 de agosto

Francisco Bañón Soriano

60 años

Cólera

5 de agosto

Catalina Clemente Megías

60 años

Cólera morbo

5 de agosto

Josefa López López

70 años

Cólera morbo

5 de agosto

Rosario Gil Íñiguez

20 años

Cólera morbo

6 de agosto

Ana María López López

60 años

Cólera morbo

7 de agosto

Miguel Martínez López

36 años

Cólera morbo

7 de agosto

Isabel Bonete García

32 años

Cólera morbo

8 de agosto

María Íñiguez Cuenca

30 años

Cólera morbo

9 de agosto

Antonio de Ves Villaescusa

42 años

Cólera morbo

9 de agosto

José de Ves Megías

29 años

Cólera morbo

9 de agosto

Luis Tomás Collado

25 años

Cólera morbo

10 de agosto

Pedro Martínez Gómez

4 años y medio

Cólera morbo

10 de agosto

Josefa Collado  Martínez

40 años

Cólera morbo

11 de agosto

María del Rosario Ibáñez Collado

1 año

Cólera

11 de agosto

José Villaescusa Moreno

30 años

Cólera morbo

11 de agosto

Miguel Ruano López

3 años

Cólera morbo

11 de agosto

Purificación Bernabéu Bueno

19 meses

Cólera morbo

11 de agosto

Antonio Tomás Collado

27 años

Cólera morbo

11 de agosto

Juan García Martínez

38 años

Cólera morbo

11 de agosto

Antonio Sánchez Cerdán

70 años

Cólera morbo

12 de agosto

Vicenta Tomás Collado

34 años

Cólera morbo

12 de agosto

Antonio Gutiérrez Serrano

11 años

Cólera morbo

12 de agosto

Ana María Costa de Ves

22 años

Cólera morbo

12 de agosto

Juan Gomicia Gabaldón

50 años

Cólera morbo

12 de agosto

Catalina Martínez Martínez

40 años

Cólera morbo

13 de agosto

Ana María Collado García

70 años

Cólera morbo

13 de agosto

Josefa Ruano Sánchez

50 años

Cólera morbo

13 de agosto

Juan Casabuena Poveda

2 años

Cólera morbo

13 de agosto

Juana Pastor Pradas

63 años

Cólera morbo

13 de agosto

Francisco López Lladosa

60 años

Cólera morbo

13 de agosto

Remedios Martínez Ruano

6 años

Cólera morbo

14 de agosto

Pedro Vizcaíno Bueno

23 años

Cólera morbo

14 de agosto

Josefa Amaya Páez

50 años

Cólera morbo

16 de agosto

Joaquina López García

28 años

Cólera morbo

16 de agosto

Pascuala López Hernández

48 años

Cólera morbo

16 de agosto

Margarita Díaz Vizcaíno

56 años

Cólera morbo

17 de agosto

Juan Ruano Sánchez

30 años

Cólera morbo

17 de agosto

Diego Ruano Cuenca

60 años

Cólera morbo

18 de agosto

María García Ibáñez

15 años

Cólera morbo

18 de agosto

Miguel Ruano Sáez

70 años

Cólera morbo

18 de agosto

Diego Ruiz Fernández

25 meses

Cólera morbo

19 de agosto

Pascuala Villaescusa García

50 años

Cólera morbo

19 de agosto

Alfonso Callado Martínez

40 años

Cólera morbo

19 de agosto

Julia Rodríguez Ferrero

20 años

Cólera morbo

19 de agosto

Juan Vera Arteaga

62 años

Cólera morbo

20 de agosto

Rosario Cerdán Cerdán

60 años

Cólera morbo

20 de agosto

Francisca Pastor Gil

1 año y medio

Cólera morbo

20 de agosto

María del Carmen Sáez Rodríguez

5 años

Cólera morbo

20 de agosto

Pedro Tomás Tomás

45 años

Cólera morbo

20 de agosto

María Dolores Tomás Ruano

2 años

Cólera morbo

22 de agosto

María Belén López Clemente

23 años

Cólera morbo

22 de agosto

María Dolores López Bonete

5 años

Cólera morbo

22 de agosto

Francisco Ferrero Puerto

60 años

Cólera morbo

22 de agosto

Juan López Tomás

30 años

Cólera morbo

23 de agosto

José María Martínez Arráez

40 años

Cólera morbo

24 de agosto

Francisco Sánchez Martínez

9 meses

Cólera morbo

25 de agosto

Francisca Sánchez Sánchez

76 años

Cólera morbo

27 de agosto

Cristóbal Martínez Rodríguez

10 años

Cólera morbo fulminante

28 de agosto

Ángela Mascarós Arnau

65 años

Cólera morbo

29 de agosto

Juana Tomás Tomás

72 años

Cólera morbo

30 de agosto

Victoriano Sáez Cuenca

20 meses

Cólera morbo

3 de septiembre

Juana Huerta López

64 años

Cólera morbo

4 de septiembre

Juan Antonio Giménez Martínez

40 años

Cólera morbo



Fuente: Archivo de la Parroquia de Santa María de la Asunción de Almansa.

Fuentes y Bibliografía:

Archivo de la Parroquia de Santa María de la Asunción de Almansa.

Archivo Histórico Municipal de Almansa.

Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. 

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

BÁGUENA CERVELLERA, M. J. 2011: “Jaime Ferrán y su papel en las epidemias de cólera de Valencia”. Anales Reial Acadèmia de Medicina de la Comunitat Valenciana, 12.

FERRÁN, J. 1886: La inoculación preventiva contra el cólera morbo asiático. Valencia.

GUIRAO PIÑEYRO, M. y GIRÓN IRUESTE, F. 2018: La vida de un científico en cuartos de hora: 1884 en el diario de Federico Olóriz. Editorial Universidad de Granada.


MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN. DIRECCIÓN GENERAL DE BENEFICENCIA Y SANIDAD. SECCIÓN DE SANIDAD. NEGOCIADO DE ESTADÍSTICA. 1886: Resumen general de las invasiones y defunciones por causa de cólera ocurridas en España durante el año de 1885.

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. 2013: Almansa desde los Reyes Católicos hasta la Transición. Almansa. Excmo. Ayuntamiento & Torre Grande.

PÉREZ DÍAZ, R. L.  2013: “La epidemia de cólera de 1885 en Salamanca”. Salamanca. Revista de Estudios, 58. Salamanca. Diputación de Salamanca; pp. 103-119.