EL RELICARIO DE LA TORRE

 

Por Miguel Juan Pereda Hernández

 

     Nueva versión del artículo del mismo título publicado en septiembre de 2006 en el antiguo blog del autor:

(http://historiadealmansa.usuarios.tvalmansa.com)

 

 

 

En la estructura de la única torre de la iglesia de Santa María de la Asunción de Almansa pueden distinguirse tres cuerpos perfectamente diferenciados. El inferior es de sillería y constituye una de las dos bases que flanquean su magnífica portada, ambas de planta cuadrangular, proyectadas y erigidas por el arquitecto Francisco de Figuerola entre los años 1619 y 1624.

 

Posteriormente, utilizando un material menos noble pero más barato como es el ladrillo, se prosiguió levantando la torre del lado del Evangelio. En 1690 se nombraron comisarios para acabar las obras; no obstante, en 1707 el segundo cuerpo todavía tenía muy poca altura y presentaba una cubierta provisional en forma de pirámide cuadrangular o chapitel (probablemente de madera y lona impermeabilizadas con brea).


En mayo de 1742 ya estaba edificado el segundo cuerpo, donde estuvieron durante algún tiempo el reloj y la campana municipales, además de las propias del templo. En octubre de 1779 consta documentalmente que se estaba fabricando el tercer y definitivo cuerpo y se pensaba que las obras se dilatarían algunos años más. 

 


Finalmente, el 20 de agosto de 1782 (festividad de san Bernardo) concluyeron los trabajos con la colocación de una preciosa veleta de hierro forjado rematada por una cruz, en cuyo centro se colocó y soldó un relicario forrado de hojalata cuyo contenido era el siguiente:  

  • Dos Lígnum Crucis (reliquia de la cruz donde murió Jesús).
  • Una pasta de Agnus (lámina de cera con la imagen del Cordero Místico bendecida y consagrada por el Papa).
  • Una medalla de San Cristóbal (protector contra la peste y la muerte por accidente). 
  • Una medalla de Santa Bárbara (protectora contra las tormentas).
  • Una estampa de San Francisco de Asís (patrón de Almansa desde 1608).
  • Una estampa y una reliquia de San Camilo (religioso italiano, 1550-1614, fundador de una comunidad de clérigos regulares al servicio de los enfermos).
  • Otras varias reliquias de diversos santos.

Dicho relicario fue instalado con intención de preservar a los almanseños de las malas nubes y tempestades. El entonces cura ecónomo de la parroquia, don Francisco Romero Navarro, quiso dar fe de su existencia para veneración de los fieles y así lo anotó en un Libro de Bautismo:

"En la Ciudad de Almansa, oi veinte de Agosto, día del Señor San Bernardo Abad, en la torre que se ha concluido que mira a la Hermita del Señor San Josef, una de las dos de la Parroquial de Santa María de la Assumpción de la misma, siendo Maiordomo Fabriquero de ella don Domingo Marín de las Mariñas, Presbítero, se puso y colocó la Veleta, en cuia Cruz su centro y medio se colocó un Relicario forrado de oja de lata, que se soldó para su seguridad, y contiene dos lígnum crucis, una pasta de Agnus, una medalla de San Christóval, otra de Santa Bárbara, una estampa de Nuestro Padre San Francisco, estampa y Reliquia del Señor San Camilo, y otras varias Reliquias de diversos Santos, todo defensa de las malas nubes y tempestades.

Y para la veneración de los fieles y que en todo tiempo Conste, lo Certifico, anoto y firmo en la citada Ciudad de Almansa dichos día, mes y año de mil setecientos ochenta y dos.

Don Francisco Romero Nabarro".


El hecho de que el propio clérigo considerase necesario matizar que se trataba de la torre orientada hacia la ermita de San José (plaza de la Constitución), demuestra su convencimiento de que en un futuro se acabaría de construir la segunda torre. En tal caso, la apariencia del templo hubiese sido bien distinta.

 

Modificación realizada por Miguel J. Pereda sobre una fotografía de Juan Ramón Cañete .

 El 19 de noviembre de 1924, dentro de las obras realizadas en la parroquia con motivo de la Coronación de la Virgen de Belén, fueron restaurados el relicario y la veleta. Casi un siglo después, el 19 de enero de 2016, se colocó un nuevo relicario de cinc para sustituir al anterior, durante las intervenciones llevadas a cabo en la torre.

 

Veleta de la torre de la Asunción, restaurada en enero de 2016. Fotografía subida por Emilio Zoroa a El Arca de Tres Llaves.

 
Relicario en el centro de la cruz de la veleta de la torre de la Asunción. Fotografía subida por Emilio Zoroa a El Arca de Tres Llaves.

 

Consta documentalmente que a ambos lados del altar mayor de la iglesia parroquial almanseña, en 1851 todavía se conservaban reliquias de mártires: "...en dos elegantes recipientes a uno y otro lado del altar mayor se guardan un gran hueso del brazo de santa Constacia mártir y la mayor parte de la pierna de san Fortunato mártir, junto con los documentos de puño y letra que atestigua su identidad, reconocidos y aprobados por la Sagrada Congregación de Indulgencias y Reliquias Sacras...".

 

Altar mayor de la iglesia de Santa María de la Asunción con la imagen de la Virgen de Belén.

Fuentes:

Archivo de la Parroquia de Santa María de la Asunción de Almansa.

 PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2006): “La iglesia de Santa María de la Asunción: Quinientos años de historia”. Jornadas de Estudios Locales, núm. 6”. Almansa. Excmo. Ayuntamiento de Almansa & A. C. Torre Grande, pp. 123-271.

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2013): Almansa desde los Reyes Católicos hasta la Transición. Almansa. Excmo. Ayuntamiento & Torre Grande.

BONETE PIQUERAS, L. (2016). Finaliza con éxito la restauración y las obras en la torre de la Asunción. https://www.almansadigital.org/?p=2416

ALMANSA 1881: TRASLADO DE LA FERIA A LA PLAZA DE SAN FRANCISCO (JARDÍN DE LA GLORIETA)

 

Por Miguel-Juan Pereda Hernández

  Artículo publicado en 2006 en el antiguo blog del autor:

(http://historiadealmansa.usuarios.tvalmansa.com).

Croquis de la puerta principal de acceso a la Feria de 1881. (A.M.A).

A lo largo de sus ocho siglos de existencia (del XIV al XXI), la Feria de Almansa ha conocido múltiples vicisitudes y mudanzas, motivadas por los azares del destino, los cambios de costumbres o el crecimiento urbano de la ciudad.

Desde 1785 hasta 1880 tuvo como escenario la plazuela de San José (plaza de la Constitución) y su entramado de calles aledañas (en torno a la Lonja). Su duración, aunque se tenía licencia real para que fuese de una quincena, solía ser de apenas tres días: 1, 2 y 3 de septiembre. 

En su edición de 1881, hace justamente 140 años, se llevaron a cabo cambios de importancia:

  • Su duración fue ampliada de tres a siete jornadas (del 28 de agosto al 3 de septiembre).
  • Se le buscó una nueva, mayor y mejor ubicación: la plaza de San Francisco (Jardín de la Glorieta).
  • Se mandó construir (de obra efímera) un recinto ferial con arcos de acceso y un pabellón para Café-Restaurant. 

1.   PLAZA DE SAN FRANCISCO

En aquellos momentos se llamaba plaza de San Francisco al espacio hoy ocupado por la mitad suroriental de la manzana formada por las calles Nueva y San Francisco, y la parte del parque de los Reyes Católicos que llega hasta el actual templete, donde entonces había unos huertos con tapias perpendiculares a la fachada del convento de los franciscanos.

Plaza de San Francisco en el plano de F. Coello (1876).

2.   MONTAJE Y EXPLOTACIÓN

El 28 de julio de 1881 el Ayuntamiento aprobó el pliego de condiciones de la subasta pública para el montaje y la explotación de la Feria. Según sus bases, el arrendatario estaría obligado a construir los arcos y puertas de acceso al recinto ferial, cerrarlo e instalar las paradas o puestos de venta.

 “3ª Será de cuenta del arrendatario la construcción de la puerta de la Feria dentro del recinto del Compás de la plaza de San Francisco, junto a las paredes que la cierran, y en la forma que ha venido haciéndose en los años anteriores en la parte exterior de la Lonja, recibiendo bajo inventario las escaleras, banquetas y demás útiles que posee el Ayuntamiento, devolviéndolos en el mismo estado que los reciba.

4ª Será obligación del arrendatario la construcción del cerramiento del local de la Feria desde la esquina del huerto de D. Antonio González a la que forma la primera casa de la calle del Cerrado, dejando dos puertas, una que mire a la calle Nueva, y la otra a la de San Francisco, y un arco que sirva de puerta central en la mitad del cerramiento. El Ayuntamiento facilitará al rematante los escudos, cimbrias, banderas y gallardetes con que deben adornarse”. 

Croquis de los arcos y puertas de acceso a la Feria de 1881. (A.M.A).

Como contrapartida, dicho arrendatario cobraría a los feriantes un canon proporcional a la longitud de sus mostradores: 1,5 pesetas por palmo (21 cm) a las paradas colocadas junto a las paredes o tapias de la plaza, y 1,25 pesetas por palmo a las demás paradas del recinto; así como una cantidad convencional a los puestos ubicados al aire libre fuera del compás de la plaza, tasa esta última de la que estarían exentos los feriantes locales.

Cuatro fueron los pliegos presentados; Pedro Lamata ofreció 150 pesetas; Francisco Real, 50; Diego Martínez, 20 y Pedro Toledo no pujó con dinero, sino que se brindó a construir un tablado para la Banda de Música Municipal y un asiento circular, así como a correr con los gastos de riego y barrido del recinto ferial dos veces al día. La subasta fue adjudicada a Pedro Lamata, avalado por Francisco Ferrero Puerto.
 
3. TURNO PARA LA ADJUDICACIÓN DE PUESTOS
Dado que el nuevo recinto ferial era de mayores dimensiones que el anterior y permitía la instalación de un mayor número de puestos, se ofreció la posibilidad de concurrir a los comerciantes locales que lo deseasen, para lo cual deberían solicitarlo al Ayuntamiento antes del 20 de agosto.

El primer vecino en pedirlo tendría derecho a elegir emplazamiento inmediatamente después de que lo hiciese el feriante más antiguo, y así se procedería con los demás interesados en instalarse; primero elegiría un feriante y a continuación un vecino. Además, el orden de preferencia establecido aquel año regiría para las futuras ediciones de la Feria, constituyendo un derecho transferible por vía de sucesión.
 
Expedientes de las subastas de la Feria de 1881. (A.M.A).

4.   PABELLÓN PARA CAFÉ-RESTAURANT

También fue redactado un segundo pliego de condiciones para la construcción y la explotación de un pabellón destinado a Café-Restaurant. El rematante debería erigirlo dentro de un rectángulo de 15,5 x 13 metros situado dentro del recinto ferial. En él podría vender bebidas, helados y otros artículos de consumo. En una de las condiciones se estipulaba que el arrendatario suministraría al Ayuntamiento las cargas de sabina necesarias para el revestimiento de los arcos, las puertas y el cercado del recinto ferial. La subasta fue adjudicada a Julio Navalón García, que aceptó todas las condiciones menos la relativa a las cargas de sabina.

5.   TARIFA DE PRECIOS

Todo parece indicar que el tal Navalón era el repostero del Casino Artístico, pues el nombre de dicho establecimiento figura en el croquis del pabellón y la lista de precios adjunta a su licitación, según la cual, los asistentes a la Feria con suficiente poder adquisitivo tendrían ocasión de consumir los siguientes artículos:

  • Licores: ron, coñac, ginebra, anís, Chartreuse, marrasquino, curasao, pipermín, bítter, kirsch, vermut, ajenjo (absenta)...
  • Vinos españoles: amontillado, jerez, málaga, manzanilla, moscatel y pajarete.
  • Vinos extranjeros: del Rin, Burdeos, Champagne…
  • Cervezas y gaseosas: cerveza española e inglesa Pale Ale; gaseosas con y sin sifón.
  • Helados, refrescos y otras bebidas: mantecado helado, quesitos helados, sorbetes de fresa y café, limón helado, grosella, horchata, zarzaparrilla, café, té negro, té verde…
  • Repostería: amplio surtido de conservas, salchichón, jamón, aceitunas, entremeses y todo lo necesario para servir comidas o cenas.
  • Tabacos: habanos de todas clases y precios.
 
Tarifa de Artículos para el Café-Restaurant de la Feria 1881.


6.   EJEMPLO PARA AÑOS POSTERIORES

Aquella Feria de 1881 resultó un completo éxito y fue tomada como ejemplo para futuras ediciones, como consta en los acuerdos municipales para los preparativos de la correspondiente a 1882:

“...próxima la época en que debe celebrarse la Feria de esta Ciudad procedía que el Ayuntamiento se ocupara de este asunto y dispusiera lo conveniente para que en este año se lleve a efecto con el mismo o mayor lucimiento, si cabe, que en el anterior; y tomada en consideración por la Municipalidad la precedente indicación, por unanimidad se acordó que la Feria se celebre en los mismos días en que tuvo lugar el año último, ó sea, desde el veintiocho de Agosto al tres de Setiembre inclusive y su instalación en igual sitio de la Plaza de San Francisco; que por la Comisión respectiva se proceda sin levantar mano a fijar las bases bajo las cuales se ha de instalar, según costumbre, el arrendamiento en pública licitación de la construcción de puestos y percepción de los derechos de alquiler; y que la misma Comisión se encargue de la colocación de arcos, decorado, alumbrado, construcción de pabellones y de todo cuanto considere necesario a conseguir la mayor concurrencia de forasteros, y que la mucha importancia que ya tuvo la Feria en el año anterior no desmerezca en el actual, sino que por el contrario se aumente en cuanto sea posible, en armonía con los deseos y aspiraciones del vecindario y los recursos con que cuenta el Ayuntamiento...”.

 

FUENTES:

Archivo Municipal de Almansa.

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (2013): Almansa desde los Reyes Católicos hasta la Transición. Almansa. Excmo. Ayuntamiento & Torre Grande.