Por Miguel Juan Pereda Hernández.
Salvador Soriano Biosca fue un pintor nacido en Almansa el 27 de enero de 1872. Su padre, Juan Soriano Dondai, era natural de Valencia y empleado del ferrocarril; su madre, Belén Biosca Megías, era almanseña, hija de José Biosca Gramage (de Fuente la Higuera) y Bárbara Megías Gil (natural de Almansa). Juan y Belén se habían casado el 18 de julio de 1870 en la iglesia arciprestal de Santa María de la Asunción en una ceremonia oficiada por el propio hermano de la novia, el sacerdote almanseño don José Biosca Megías, que posteriormente desarrollaría una importantísima labor cultural en Valencia, donde fue fundador y director del Colegio Valentino y miembro de la Sociedad Arqueológica Valenciana, de la que fue vicepresidente.
El joven Salvador estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. En 1890 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un óleo titulado ¡Ay, mi pajarito! y opositó, sin éxito, a una plaza de Dibujo Lineal y Adorno de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz. También contribuyó a la Exposición Internacional de 1892 con el cuadro Los últimos días de Colón. En 1895 obtuvo mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su obra Triste Noticia.
Soriano Biosca mantuvo una estrecha relación con algunos de los pintores valencianos que en las postrimerías del siglo XIX se formaban en la capital de España, con los que colaboró en 1896 en la decoración del salón del Círculo La Señera (sede social de la Colonia Valenciana en Madrid): “...los laureados pintores valencianos, Saborit, Soriano Biosca, Vivó y Garnelo han hecho primores con sus pinceles...”. Aquel mismo año concurrió a la Quinta Exposición Bienal del Circulo de Bellas Artes, con el óleo Ya estoy lista, y pintó un retrato del obispo de Sigüenza, don José María Caparrós y López.
Durante sus estancias en Almansa, y a modo de práctica, Salvador Soriano Biosca solía realizar retratos de familiares, algunos de los cuales aún se conservan, como el retrato de su tía abuela Ana María Megías Gil (tatarabuela del autor de este artículo).
También mostró un interés especial por el monolito de la Batalla, que no llegó a conocer, aunque basándose en un croquis sacado del natural en 1865 por su tío, el mencionado sacerdote don José Biosca Megías, hizo una reproducción de los planos del monumento, con alzado, planta, detalles y perspectiva. No sabemos si ello tendría algo que ver con la reconstrucción del monolito que se intentaba llevar a cabo con motivo del II Centenario de la Batalla; de hecho, el 30 de enero de 1907, el diputado a Cortes por Almansa y el alcalde almanseño visitaron a Alfonso XIII para interesar al rey en un proyecto que no llegó a fructificar.
En 1906, Salvador Soriano logró por oposición plaza de profesor de Dibujo en el Instituto de Reus y en noviembre del mismo año su traslado a Tarragona, donde fue visitado por Salvador de Jordán y Doré, un polémico y polifacético militar laureado muy interesado en la reconstrucción del monumento. El propio Jordán publicó una reseña de su entrevista con Soriano Biosca en el Heraldo de Tarragona, que a su vez fue recogida por El Día (26.02.1907) en los siguientes términos:
“...Dicha obra fue destruida el 29 de septiembre de 1868 [...] llegó a mi noticia que el catedrático de este instituto general y técnico D. Salvador Soriano Biosca, poseía una riqueza de datos que le permitían, como lo está haciendo, reconstruir a escala su planta y alzado y perspectiva acuarelada. Fui a saludar a dicho señor y a ofrecerle mi humilde cooperación; y vi que era el único que con exactitud de detalles podía devolver a España el histórico y artístico monumento de Almansa que por profanación se consideraba perdido para siempre...”.
Poco más sabemos del artista almanseño Salvador Soriano Biosca. En 1909, formaba parte del claustro de profesores del Instituto General y Técnico de Cádiz, donde por encargo de la dirección pintó los retratos de los tres primeros directores del centro. También nos consta que decoró los techos del pórtico del antiguo edificio del Balneario de Mondáriz (Pontevedra).
En cuanto a los planos del obelisco trazados por Soriano Biosca, que no fueron tenidos en cuenta a la hora de levantar el segundo monumento (1925-1926), quedaron en poder de su familia. Afortunadamente, su última propietaria, Isabel Aracil, viuda de Ubaldo Fuentes Retzel (hijo de Ubaldo Fuentes Biosca), tuvo a bien donarlos a la ciudad y hoy se conservan en el Centro Documental y Festero.