LA INQUISICIÓN EN ALMANSA (5): EL CASO DEL APERADOR, CURANDERO Y PRESUNTO SEDUCTOR (GRACIAS A UNA SUPUESTA BOLICA MÁGICA QUE NUNCA SE HALLÓ)

 

Por Miguel Juan Pereda Hernández

 

Entre 1761 y 1762, un joven almanseño, maestro constructor de carros y arados (aperador), fue procesado por el tribunal de la Santa Inquisición de Murcia como reo de los delitos de solicitación, sortilegios y prácticas heréticas. Dado que no sabemos a ciencia cierta si fue o no condenado, y el acusado solo reconoció que llevaba mala vida y tenía poder curativo gracias a su saliva, el delito de solicitación hemos de calificarlo de presunto, pues la única prueba en su contra fueron los testimonios del delator y los testigos.

¿Fue una acusación real o interesada? El caso se brinda a múltiples interpretaciones, cuyo análisis dejamos al libre abedrío del lector. Particularmente se nos ocurren varias hipótesis respecto a lo que pudo ocurrir en realidad, las cuales podrían servir de argumento para obras de ficción (literaria o cinematográfica) que algunos calificarían de elucubración del guionista; y es que, tras lo mucho visto y leído, les aseguro que no hay nada más real que la vida misma. 

 

1.  DENUNCIA

El 26 de mayo de 1760 Luis Gascón, de 21 años de edad, natural de Almansa (soltero entonces y casado año y medio después), de oficio constructor de carros y arados, fue delatado ante la Inquisición de Murcia por medio de una carta en la que Antonio Romero Navarro refería unos hechos acaecidos dos días antes; sucesos que el tribunal del Santo Oficio mandó investigar.

2.   DECLARACIÓN DEL DELATOR ANTONIO ROMERO NAVARRO

Examinado por un familiar del Santo Oficio, el delator dijo llamarse Antonio Romero Navarro, tener 22 años de edad y ser notario apostólico de la parroquia de Santa María de la Asunción de Almansa, manifestando respecto al caso que la noche del 24 de mayo de 1760, al entrar en casa de Joaquina Villegas, halló a tres personas asustadas nombrando a Jesús, con rosarios y medallas colgados del cuello; y al preguntarles cuál era el motivo, le respondieron que estaban así por lo que le habían oído decir al reo.

Examinado por segunda vez a instancias del fiscal, Antonio Romero Navarro se ratificó en lo dicho y añadió:

“...que dijo el reo en la expresada ocasión, se atrevía solo con querer él, y con ciertas cosas, y aún otra cosa más a que la daba de comer sangre todos los viernes, que cualquiera mujer viniese tras él y donde él quisiese, sin que se pudiera resistir…”.

“…que se atrevía a entrar en cualquiera aposento, sin que lo sintieran, y se atrevía a estar con cuantas mujeres quisiese, sin que pudiesen separarse…”.

“…que el reo, servido de la advertencia que le hizo el declarante, se enfureció y dijo que él era hombre para probar y ejecutar lo que había dicho, y aún trató mal al declarante expresando ¡sé muy bien lo que me digo!...”.

“…que viéndolo muy alterado, los que estaban presentes procuraron sosegarle para que no llegase a las manos…”.

3.  DECLARACIÓN DE JOAQUINA VILLEGAS

Requerida por el Santo Oficio, Joaquina Villegas, casada y de 26 años de edad, dijo que Luis Gascón había entrado en su casa a la hora de cenar, con el pretexto de preguntar por su cuñado Miguel Arteaga, para acto seguido comenzar a gritar que una casa estaba ardiendo y luego todos dirían que no había pasado nada; y al preguntarle Joaquina ¿de qué hablaba?, el reo le respondió:

“…que se atrevía a acertar sus pensamientos y los de todo el mundo, y a dar razón de todos los interiores que había en todas las personas de todos estados y sexos…”

“…que para ello tenía una bolica con una cara negra, y que se la había dado uno que sirvió al reo; que la daba a comer sangre en todos los viernes del año, y con esto sabía cuánto pasaba y tenían en su interior; que si la diera a comer limas (limaduras) o plata molida, lograría así trabajar más en su oficio de carretero y maestro de arados, y aventajarse a todos en cuantas pruebas hiciesen; pero que el pacto solo lo tenía para saber los interiores y cuanto pasaba, solo con darle sangre…”.

“…que por otro medio podía hacer que las mujeres que él quisiese se fuesen tras él a donde él mismo fuese, sin que las echasen menos en su casa, y que no podían resistirse a ello, y hacer de ellas lo que quisiese de torpezas…”.

 Aterrorizada por estas palabras, Joaquina Villegas se puso al cuello un rosario y unas medallas y pidió al reo que besase la cruz o las medallas, cosa que no quiso hacer, por lo que la declarante intentó persuadirle de su actitud diciéndole que “…temiese a Dios, se confesase y mudase de vida…”, a lo que Gascón respondió:

“…eso de confesar de año en año, y por fuerza como al que ahorcan: ¡calla, calla, que tú eres una tonta!...”.

Según la declarante, en aquellos momentos entró en su casa Antonio Romero Navarro (el delator) y, hechos ...los cumplidos regulares... (saludos) se sentó. A continuación, viendo demudada a Joaquina, e informado por ésta de las razones, Romero amonestó a Gascón, que le respondió a la cara “…diciéndole que era escrupulero (escrupuloso) y santurrón; y, enfureciéndose contra él, le dijo que bien sabía lo que decía, y que él era más tonto en lo que le decía; y respondió y así desafió a dicho Romero diciéndole que se la pagaría, con otras razones injuriosas…”.

Para terminar, Joaquina Villegas aseguró que tenía al reo por persona de mala cabeza y mala intención, pero no creía que estuviera fuera de juicio.

4.  DECLARACIÓN DE QUITERIA RUANO

Quiteria Ruano, viuda de 56 años de edad, dijo estar presente en el momento de los hechos y que, tras los gritos de Luis Gascón sobre que estaba ardiendo una casa, quedó aterrorizada, le reprendió y le preguntó ¿qué dices?, ¿tienes familiar? (cuyo significado sería: ¿tienes un demonio dentro?, pues según la RAE el término familiar, en su ascepción número 15, se refiere al demonio que, supuestamente, tenía trato con una persona a la que acompañaba y servía); según Quiteria, el reo le respondió:

“…lo tengo en forma de una bolica con la carica negra, que le daba de comer tres gotas de sangre todos los viernes del año, y con esto sabía todo cuanto pasaba y cuanto tenían todos en su interior, por el pacto que con la bolica tenía hecho…”.

5.  DECLARACIÓN DE DOMINGO REAL

Domingo Real, de 24 años, soltero e hijo de Quiteria Ruano, manifestó que el reo había gritado que estaba ardiendo una casa, y luego había respondido a las preguntas de Joaquina Villegas:

“…lo sé todo cuanto pasa en el lugar, si esta noche quiero dormir contigo, dormiré…”

“…que dijo entonces dicha Joaquina pues yo me iré a casa de mi suegra, y respondió el reo yo iré a la misma casa, y haré lo que quiera contigo, y no me sentirán ni podrán oír…”.

6.  TESTIMONIO DEL CURA COMISARIO

El cura que había actuado como comisario en el caso, cuyo nombre no se expresa, emitió un informe sobre el reo en el que manifestaba que Luis Gascón  llevaba una vida libre y nada recogida, no respetaba a sus padres, mantenía relaciones con una mujer casada, a cuyo marido pretendía envenenar, y además se las daba de saludador (curandero), pues ─según él─ tenía una cruz en el paladar que le daba gracia para curar la rabia a personas y animales con su saliva:

“…que el reo era de una vida bastante libre, nada recogida, y poco obediente a sus padres…”.

“…que le han venido bastantes quejas sobre sus malas costumbres…”.

“…que tenía una amistad torpe con cierta mujer casada, por lo que ha sido reconvenido por la Justicia, y por las proposiciones escandalosas que ha proferido diciendo que daba veneno al marido de dicha mujer para correr con más libertad, y aún ha dicho otras proposiciones deshonestas y malsonantes, y así causa escándalo en el vecindario…”.

“…que si le responden algo, dice que ha de matar o herir, y se finge saludador diciendo tiene un Santo Christo en el paladar, y gracia para curar de rabia a los animales y personas chupándoles el veneno…”.


7.  PETICIÓN DEL FISCAL

Vista la información, el fiscal ordenó que los declarantes volvieran a ser interrogados para averiguar “…si habían visto la bolica que decía el reo, y si comía, o si había practicado algo de lo que dijo…”. Realizadas las pesquisas, ningún testigo añadió nada a sus anteriores declaraciones.

8.  PRISIÓN CONTRA LUIS GASCÓN E INFRUCTUOSA BÚSQUEDA DE LA BOLICA

Los actos supuestamente cometidos por Luis Gascón fueron calificados de “…sortílegos hereticales…”; de manera que, el 5 de noviembre de 1761, el tribunal acordó recluirle en las cárceles secretas de la Inquisición, con embargo de sus bienes, y que se le siguiese causa bajo las acusaciones de sortilegios y proposiciones.

Días más tarde, el tribunal ordenó que “…al tiempo de la prisión se pusiese cuidado en recoger la bolita, y lo demás que pareciese conducente a la causa…”; no obstante, realizados varios registros, “…nada resultó ni se halló...”.

9.  PRIMERAS DECLARACIONES DE LUIS GASCÓN

Luis Gascón compareció en primera audiencia ante el inquisidor el 8 de enero de 1762, y declaró lo siguiente:

“…que tenía 21 años, y que hacía mes y medio se casó con Juana Asensio…”.

“…que a los veinte años de edad entró soldado en el Regimiento de Caballería de Santiago, donde se mantuvo tres meses y conoció los varios pueblos que refiere; pero habiéndose debilitado en su salud jugando a la barra, se le dio licencia para retirarse…”.

“…que presumía fuese la prisión porque Joaquina Villegas, mujer de Pascual Arteaga, decía del reo que no oía misa en los días festivos, y podía justificar que es falso testimonio…”.

Esta última respuesta estaba motivada por el hecho de que en los juicios de la Inquisición no se informaba a los reos de los delitos de los que se les acusaba, ni de los nombres de sus delatores y acusadores. En segunda y tercera audiencias, Gascón no añadió nada a lo antes dicho.

10.    TESTIMONIO DE LUIS GASCÓN UNA VEZ CONOCIDA SU ACUSACIÓN

Una vez informado de los cargos contra él, Luis Gascón manifestó que eran falsos, aunque sí reconoció que su vida era poco ejemplar, pero sin llegar a ser escandalosa, y que gracias a su saliva podía curar lobanillos (quistes), verrugas y quebrancías (hernias), pese a lo cual jamás había alardeado de ello.

“…Presentada la acusación dice que es falso haya este reo dicho cosa alguna de las que se dicen…”.

“…que jamás se ha preciado de jactancioso aun en materias indiferentes…”.

“…que su vida, es cierto que no ha sido la mejor, sin haber llegado a ser escandaloso, lo que llegará a probar…”.

“…que aunque ha experimentado que con su saliva ha curado lobanillos, verrugas y quebrancías a algunos vecinos de Almansa, sin más que aplicar su saliva, creyéndola apta para ello, nunca se ha jactado de ello…”.

11.    SIN NOTICIAS DE LA SENTENCIA

Lamentablemente el documento que nos ha servido de fuente no recoge el fallo del tribunal ni la condena, pues en sus últimas líneas se limita a decir que no se le había dicho al reo que nombrase curador (tutor por ser menor de edad, pues la mayoría se adquiría a los 25 años), aunque sí un abogado, que pudo comunicarse con él. El texto termina con un lacónico “…y recibida la causa a prueba se ratificaron los tres…”.

12.    EPÍLOGO

Para terminar, hemos de decir que en 1760 el delator Antonio Romero Navarro era notario apostólico de la parroquia de Santa María de la Asunción de Almansa, en la que su hermano Francisco Romero Navarro ejerció como teniente de cura y cura ecónomo durante varios años.


Posteriormente, Antonio fue escribano real, secretario del Ayuntamiento y clavero del archivo municipal; de hecho, de su pluma salió en 1786 el informe sobre Almansa para el Diccionario de Tomás López; obra que no llegó a publicarse, aunque se conserva el manuscrito.

Nada que objetar al respecto, salvo decir que nos sorprende mucho el hecho de que, cuando en dicho  informe Antonio Romero Navarro trató sobre el asunto de la Inquisición en nuestra ciudad,  manifestó que el tribunal del Santo Oficio jamás había hallado cosa alguna por la que hubiese tenido que castigar a una persona natural, moradora o vecina de Almansa.

“…Ablando de lo que más ymporta que Son Cosas de Nuestra Santa fee Cathólica, las tienen tan abrazadas y creen con tanta limpieza los Moradores de Almansa, que auténticamente Consta No haver dado en tiempo alguno Sus Naturales Materia que notar en los apuntamientos o libro verde de la Santa Ynquisición, pues jamás alló en Sus individuos Cosa Substancial que cas­tigar el Santo Tribunal de la Fee…”.

¿Acaso había olvidado que, en 1760, él mismo había delatado a Luis Gascón ante el Santo Oficio?

 Por otro lado, nos costa que, en los siglos siguientes, en Almansa siguió habiendo aperadores de apellido Gascón, así como carpinteros y ebanistas apellidados Arteaga.

FUENTES

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/3735835?nm

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