LA PLAGA DE LANGOSTA DE 1756 EN ALMANSA, LA VIRGEN DE BELÉN Y LA CABEZA DE SAN GREGORIO OSTIENSE

 

Por Miguel-Juan Pereda Hernández

 

  

Dejando a un lado el secular problema de la sequía, el peligro más acuciante para la agricultura almanseña durante siglos fueron las plagas, especialmente la de la langosta, cuya voracidad sumía comarcas enteras en la miseria y el hambre. Aparte de la puesta en marcha de los recursos habituales para luchar contra estos insectos fijados por la Corona, también se recurrió a organizar rogativas.

1.   Rogativas a San José y la Virgen de Belén

A principios de julio de 1756 la langosta asolaba los campos de las poblaciones limítrofes a Almansa, por lo que se celebraron rogativas a San José suplicando su protección. El 16 de dicho mes, el alférez mayor don Miguel Galiano Ossa instaba al concejo a solicitar la mediación de la Virgen de Belén.

En julio de 1756 se hicieron rogativas a San José, pero el pueblo pidió traer la imagen de la Virgen. (Medalla de la Virgen de Belén de Almansa acuñada en Roma en el siglo XVII; en el reverso, San José con el Niño entre sus brazos).

“…en ynteligenzia de la miseria y aflición en que se hallan constituidos los pueblos más vecinos a ésta, experimentando la yra de Dios que ymbía por medio de la langosta, y aunque por aplacarla se han practicado en esta dicha villa, y dirigidas a San Joseph por medio de diferentes rogatibas, algunas súplicas para que se sirba librarla del amenazado castigo; esto no obstante, es yndispensable poner presente a la villa que teniendo como tiene experiencias de su Protectora María Santísima de Belem, su Patrona, le pareze preziso por haora que la villa le manifieste su gratitud rogándole continúen sus fabores por medio de vna rogatiba que prozesionalmente se haga a su hermita…”.

El concejo fijó para el día 18 de julio el traslado de la imagen de Nuestra Señora desde su ermita de Belén hasta la parroquia, pero en un acuerdo posterior lo pospuso para el 31 de dicho mes. No obstante, ante la insistencia del pueblo y el clero, el Ayuntamiento decidió llevarlo a cabo el 24 de julio.

La imagen de la Virgen de Belén se veneraba en su santuario; no obstante, en tiempos de calamidad, se traía a Almansa para instalarla en el altar mayor de la parroquia y ofrecerle rogativas.

Dos días después de ser instalada la imagen de la Patrona en el altar mayor de la iglesia de la Asunción, la langosta hizo acto de presencia en el término almanseño, siendo nombrados peritos para observar sus vuelos y revuelos. El 10 de agosto, en vista de la aparente remisión de la plaga, se acordó devolver la imagen de la Virgen a su ermita.

“…se le ha echo rogatibas, missas cantadas, sermones, letanías y salbes, y habiéndose por este medio experimentado el maior alibio en dicha plaga, en esta atenzión, determinaron que mañana onze del corriente, a las tres, se buelba a Nuestra Señora a su hermita con prozesión solemne…”.

2.   Medidas contra la langosta

Pero una semana después la langosta alcanzó su periodo de máxima actividad, por lo que el concejo ordenó que todos los vecinos saliesen al campo con sábanas, sacos y costales, con el fin de recoger la mayor cantidad posible de insectos (mínimo de una arroba por vecino), que deberían transportar hasta las inmediaciones de las ermitas de San Roque y Nuestra Señora de los Desamparados (San Blas), para enterrarlos y quemarlos en las zanjas que habían sido abiertas con tal propósito.

Los vecinos estaban obligados a contribuir a la extención de la plaga de langosta.

3.   El rey ordenó que la cabeza de San Gregorio Ostiense recorriera la zona afectada

La plaga se había iniciado dos años antes en Extremadura, desplazándose luego hacia Portugal, La Mancha, Andalucía, Murcia y el reino de Valencia, lugares estos últimos donde la langosta irrumpió en el verano de 1756 provocando el miedo ante lo que constituyó una catástrofe agrícola.

Como complemento a las instrucciones de actuación, por Real Provisión de 14 de octubre de 1756 el rey Fernando VI ordenó que la reliquia de la cabeza de San Gregorio Ostiense saliera de su santuario de Sorlada (Navarra) en carruaje, y conducida por tres cofrades eclesiásticos y uno secular recorriese la zona afectada.  

El viaje de la reliquia siguió un itinerario de unos 2.500 km, duró cuatro meses y no resultó efectivo, pues la plaga terminó cuando las condiciones medioambientales se volvieron desfavorables para los insectos.


Real Provisión de 14 de octubre de 1756

4.   ¿Qué sabemos de San Gregorio Ostiense?

Según las crónicas hagiográficas, Gregorio fue abad del monasterio de los Santos Médicos Cosme y Damián de Roma, y posteriormente obispo de Ostia (antiguo puerto de la ciudad imperial), cardenal y bibliotecario apostólico.

En la primera mitad del siglo XI fue enviado a la península Ibérica como legado papal ante las cortes de Burgos y Pamplona, para mediar en las disputas fronterizas entre los reinos castellano y navarro. Aunque sus negociaciones no dieron fruto, Gregorio predicó en varias poblaciones riojanas y navarras, haciendo hincapié en la necesidad de hacer penitencia. Se cuenta que, en cierta ocasión, intercedió para librar los campos riojanos de una plaga de langosta. Agotado y enfermo se retiró a Logroño, donde murió. Su cadáver fue introducido en un arca y, a lomos de una mula, llegó hasta el alto de Piñalba, en Sorlada (Navarra). Tiempo después fue canonizado y su fiesta se celebra el 9 de mayo.

A mediados del siglo XIII, los obispos de Pamplona y Bayona dijeron haber visto unas luces sobre el monte donde 200 años antes la mula había despositado los restos de San Gregorio; lugar en el que mandaron edificar una iglesia bajo su advocación.

5.   Cita en Villena

El 8 de diciembre de 1756, la cabeza de San Gregorio Ostiense llegó a Villena. Reunidos en la iglesia de Santiago de dicha ciudad el clero y los representantes de las poblaciones de su corregimiento, la reliquia fue colocada en la pila bautismal (obra del escultor italiano Jacobo Florentino) para ser rociada con el agua de unos cántaros.

Iglesia de Santiago de Villena y pila bautismal, obra de Jacobo Florentino.

   A medida que el agua atravesaba las oquedades de la reliquia, era recogida en una zafa de plata provista de un grifo, por medio del cual fueron llenadas unas vasijas de vidrio, una de las cuales le fue entregada al alférez mayor de Almansa, con cuyo contenido, a su regreso, se procedió a la bendición de los campos almanseños.

Relicario de plata que contiene el cráneo de San Gregorio, sobre cuya parte superior se vertía agua para recogerla y bendecir los campos.

“…y quitándole la dicha mitra, teniendo a prebención diferentes cántaros llenos de agua, dicho capellán y demás operarios eclesiásticos, por un orifizio que dicha Santa Cabeza tiene en lo superior de ella, fueron hechando el agua de dichos cántaros, y descendiendo por el interior de ella donde ba colocada la Santa Reliquia, fue saliendo por diferentes conductos del circo del cuello a una zafa de plata quien la despide por un grifo a las bassijas donde se fue recojiendo sin otra ceremonia alguna, las que con asistencia de los Señores Comissarios Regidores de dicha ciudad, y mía, se trasladaron al Archibo de su sala capitular, donde por dichos señores y su Caballero corregidor me entregaron para esta villa, en un vidrio, el agua de uno de dichos cántaros, la que dicho señor comisario Alférez Mayor de esta villa ha conducido con dicha mi asistencia a ella y, colocándola en el archivo de tres llaves de su sala capitular, donde se halla para celebrar la bendizion del término de esta villa con la solemnidad correspondiente y viva Fee de la singular virtud que Dios Nuestro Señor fue servido comunicarle a dicho Señor San Gregorio contra la plaga de langosta y gusano, como es notorio por los repetidos prodigios que se han experimentado por todos los que eficazmente han ynplorado su Patrocinio…”.

6.   Nuevas rogativas a Nuestra Señora de Belén

Pero no terminarían ahí las desdichas; en los meses siguientes, a la amenaza de la langosta se unirían la sequía y los terremotos, por lo que, desolados y abatidos, los almanseños recurrieron como tenían por costumbre a buscar el amparo de su Patrona.

Así vemos como el 11 de abril de 1757, el Ayuntamiento ordenó el traslado de la imagen de la Virgen de Belén desde su santuario hasta la parroquia, con intención de ofrecerle novenarios y rogativas:

“…acordaron, mediante el daño y castigo de la langosta y la necesidad de agua y temblores de tierra que han empezado a experimentarse, se traiga con la devida solemnidad, y como se acostumbra en semejantes casos, a Nuestra Señora de Belén desde su Santuario a la yglesia parroquial de esta villa, en donde se le haga el novenario correspondiente ymplorando por su piadosa yntercesión la misericordia de Dios, para que Su Magestad se digne preservarnos de tanto castigo como nos amenaza…”.

Imagen de la Virgen de Belén entronizada en el antiguo retablo neoclásico del altar mayor de la iglesia de Santa María de la Asunción de Almansa.
 

7.   Bibiografía

PIQUERAS GARCÍA, Mª. B. (1988): Una amenaza para la agricultura de Almansa: Las plagas de langosta (1723-1759). Al-Basit nº 23, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, pp. 190-201. 

PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (1995): Agua, Virgen de Belén. Devoción y tradición en torno a la Patrona de Almansa. Almansa, Asociación de Nuestra Señora de Belén. 

ARBEROLA ROMÁ, A. (2012): Plagas de langosta y clima en la España del siglo XVIII. Relaciones, nº 129, pp. 21-50. 

ARRÁEZ TOLOSA, A. (2015): Diciembre de 1756. San Gregorio Mártir y la plaga de langosta. XII meses en la historia de Almansa, curso de paleografía 2014-2015. Almansa. Universidad Popular.

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